Acaba de editarse en Alemania, con distribución internacional que llegará en unas semanas a España, un nuevo disco de la orquesta «Oviedo Filarmonía» que forma parte del proyecto Ermanno Wolf-Ferrari, que la formación ovetense ha ido grabando, en los últimos años, de la mano de su anterior titular, Friedrich Haider.

El disco está editado por Farao Classics, una de las discográficas germanas más importantes. Basta echar un vistazo a su catálogo en el que figuran artistas como Zubin Mehta, Kent Nagano, Wolfgang Sawallisch, Ivor Bolton, Waltraud Meier, Violeta Urmana o Anja Harteros, lo cual da idea del nivel en el que se está asentando la formación ovetense, ahora a las puertas de continuar con sus proyectos discográficos en unos meses. Quiero decir con ello que, de nuevo la música, ayuda a ubicar a Oviedo y a Asturias en el mapa de la cultura internacional. Estamos ante un disco grabado íntegramente en el auditorio Príncipe Felipe, con la orquesta de la ciudad e, incluso, con técnicos asturianos que tienen calidad homologable a los de cualquier otro país de nuestro entorno. Los beneficios de estas iniciativas, además del meramente económico, suponen un valor añadido, una verdadera marca de calidad cultural, que se hace sin grandes alharacas ni inversiones mastodónticas de esas que luego acaban quedando en nada y cuyas consecuencias son tremendas. Como siempre, la cultura con mayúsculas vive de forma callada, sin brillos mediáticos, desde una humildad que la hace grande. Además, la mayoría de las obras que se incluyen en este trabajo discográfico pudo ser escuchada por el público asturiano, puesto que se incluyeron en los ciclos de conciertos del Auditorio.

El núcleo del disco es el Concierto para violín y orquesta, op. 26 de Wolf-Ferrari, obra estrenada por la violinista Guila Bustabo en Múnich en 1944. La música del compositor ítalo-alemán alcanza en esta obra una de sus cumbres. El concierto, de fuerte tono lírico, encuentra acomodo perfecto en la versión de Haider al frente de «Oviedo Filarmonía» y con solista de lujo, Benjamin Schmid, uno de los violinistas más interesantes de nuestro tiempo. Aparte de esta obra, el trabajo se completa con piezas orquestales de óperas como Il campiello, Le donne curiose, L'amore medico o I quattro rusteghi. Todo ello conforma un resultado global compacto y homogéneo, perfilado al detalle desde el punto de vista estilístico. El DVD que se adjunta explica muy bien el contexto de la creación de la obra y también sirve al propio Haider para explicar sus ideas sobre el compositor. Director y orquesta han conseguido convertirse gracias a este proyecto, que va viendo la luz de forma gradual, en referencia absoluta para todos aquellos interesados en el legado de Wolf-Ferrari. No es, precisamente, un asunto menor. Es ejemplo de cómo sacar adelante iniciativas relevantes, de las que quedan de verdad asentadas con el paso del tiempo y que buscan rendimiento a largo plazo y no los fuegos artificiales de un solo día que producen mucho resplandor, pero que nada dejan tras de sí. En estos momentos difíciles, la cultura, de nuevo, da a Oviedo buenas noticias. Conviene tenerlo en cuenta.