No son muchas las ocasiones en las que el público tiene ocasión de ver una muestra como «Mutaciones creativas», con la que el gijonés Museo Barjola, tan olvidado últimamente por ese afán administrativo de bendecir lo nuevo y arrinconar lo que lleva años prestando excelentes servicios, vuelve a la actualidad expositiva. Inaugurada ayer con fondos de la Fundación DANAE, reúne obras de veintiún artistas asturianos, más o menos conocidos y no estrictamente pintores, que llevan años explorando los caminos que abrieron las vanguardias del siglo XX a partir del dadaísmo y del gran Marcel Duchamp, figura que ha ido agrandándose con los años hasta convertirse en el pionero -en la referencia inevitable- de casi todo lo que se ha hecho en las últimas décadas.

Hay quien cree, erróneamente, que antes de la inauguración de Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, el 30 de marzo de 2007, el Principado era tierra, sí, de muy buenos pintores, pero con escasos artistas inmersos en las preocupaciones e investigaciones de movimientos como Fluxus, el Land Art o el Arte Povera, todo ese abanico de propuestas que ha dado aire y recortado el perfil artístico del último medio siglo. Y eso que el convento de las Clarisas, en la entonces Universidad Laboral, ya acogió hace diez años «Artransmedia», otra exposición montada con fondos de DANAE, en la que pudo comprobarse, según relata ahora Acindino Quesada, director general de la citada fundación, que aquellos artistas podían «competir» sin demérito con los más representativo de la vanguardia europea del momento. Aquella muestra tuvo continuidad después en Oviedo, en el año 2006, en el edifico histórico de la Universidad.

«Mutaciones creativas» es, por tanto, heredera de aquellas otras dos salidas públicas y la constatación, para quien entonces no quiso ver la evidencia, del relieve y sustancia del arte de vanguardia que se hace en Asturias. Los artistas con obra en el Barjola son Ignacio Bernardo, Iñigo Bilbao, Carlos Coronas, Piru de la Puente, José Ferrero Villares, Carlos García, Adolfo Manzano, Benjamín Menéndez, Guillermo Menéndez del Llano, Pepa Osorio, Natalia Pastor, Vicente Pastor, Roxana Popelka, Acindino Quesada, Gema Ramos, Fernando Redruello, Ruth Rodríguez Flórez, Cuco Suárez, Elisa Torreira, Víctor Vallina y Theodoro Hernández.

Hacer un repaso, aunque breve, de estas veintiún propuestas es imposible aquí por falta de espacio. El público encuentra, no obstante, desde piezas como la de Adolfo Manzano, en la que confluyen valores escultóricos y pictóricos, hasta otras como la de Carlos Suárez, en la que la descontextualización de unos semáforos que surgen de un cúmulo de arena llevan al espectador a interrogaciones sobre lo permitido y lo prohibido. Muy potente es, asimismo, el «Autorretato» de Iñigo Bilbao, que induce con su fotografía a reflexionar sobre las relaciones entre arte, ciencia o tecnología. Fernando Redruello ofrece dos cajas, con calidades de escultura, con las que nos pone frente a aristadas realidades como las de la llegada de pateras o el del ajusticiamiento mediante la silla eléctrica. Cuco Suárez nos lleva en «Estoy enfermo» hacia nuestra propia realidad orgánica amenazada, mientras que Natalia Pastor invita al espectador, con sus mapas y ropa usada, al territorio común del desamparo. La sensibilidad de Piru de la Puente intenta captar la belleza de algunos procesos naturales, mientras Ruth Rodríguez Rodríguez Flórez construye un juego sobre los deseos en «No cuelgues tus sueños».

«Mutaciones creativas» es, en fin, un gratificante paseo por una de las calles más interesantes y menos conocidas del arte actual asturiano. No están todos los que son, pero todos los que están son ya imprescindibles.