La novela histórica lo ha llevado a vender 600.000 libros. El profesor de la Universidad Jaume I en Valencia se toma un respiro para repasar algunos enigmas de los clásicos en La noche en que Frankenstein leyó el Quijote (Planeta).

-¿Su obra más reciente es un canto de amor a los libros ahora que se venden menos y que, según algún visionario, van a desaparecer?

Sí, es un canto de amor. De lo otro, no es preocupante cambiar de formato mientras se siga leyendo. Lo preocupante es que se dejen de leer los clásicos.

-¿En el ámbito de la cátedra no lo miran mal por ser un best seller?

En mi entorno próximo no lo he notado. Puede ser que ocurra, pero no vamos a preocuparnos por el qué dirán mientras lo que hagas te deje dormir por las noches.

-Reivindica a Walter Scott. ¿Por su coraje personal, en la época actual ve algún autor que se le acerque?

Philip Roth. O Vargas Llosa desde un punto de vista muy diferente. Son autores que han tenido arrestos para decir lo que piensan en un momento dado.

-¿Ha pensado en tener un Maquet (el negro de Alejandro Dumas)?

A veces me viene la tentación, pero es inasumible. Lo ideal es poder hacerlo tú todo, porque cuando buscas encuentras otras cosas que te sirven en el futuro. Seguiré así.

-En la dialéctica entre evasión y compromiso se sitúa en el primer punto, ¿no?

Reconozco que lo que potencio es la evasión, pero incluso en la literatura más comprometida hay componentes de entretenimiento. Y es imposible hacer literatura sin que rezume reflexiones.

-¿Tras el tijeretazo del 30 por ciento a la cultura, este Gobierno ve los libros y las artes como un lujo prescindible?

Algo de eso hay. Se pueden replantear políticas de subvención, pero si lo cortan todo, nos quedamos en un mundo mudo y ciego. Y es muy triste. El arte además conduce a la reflexión; otra cosa es que no queramos que la gente lo haga.

-¿Qué opina de los escritores que opinan de política?

Yo soy bastante retraído y procuro no hacerlo, pero me parece legítimo. Normalmente, suelen ser reflexiones bastante interesantes, se compartan o no, porque es gente que ha leído bastante. Otros abren la boca antes de haber empezado a pensar.

-¿Vender tanto como Dickens o un premio Cervantes?

Mucho escritor que hoy es canónico era muy popular: Shakespeare, Lope, Cervantes... ¿No se puede escribir algo que guste a muchos y tenga calidad literaria? Yo lo intento. El tiempo y la crítica decidirán.