El universo Malzieu es un modo de estar en el mundo, un modo o una red de modos de habitar en él, observarlo, comprenderlo, disfrutarlo y enamorarse de cada aliento, cada beso mínimo, cada caricia, cada palabra y cada sensación que se nos escapa de las manos con cada uno de nuestros movimientos. Quien descubre a Mathias Malzieu ya no puede desenredarse tan fácilmente de su lectura. Ocurre algo así como cuando de repente un día te encuentras frente a Cortázar y te sumerges en esa especie de realidad paralela que te inunda de por vida, Cortázar va contigo y tú con él, ya para siempre. Algo así ocurre con este autor y sus palabras. Algo que se produce y provoca dentro, una especie de virus delicioso que te obliga a leer con una sonrisa constante de ésas que ya no recordabas. Mathias Malzieu te empuja hacia la inocencia más fértil, hacia un lugar donde todo comienza de nuevo, donde incluso tú que lees esto ahora podrías empezar también.

Un hombre conoce a una mujer con una cierta particularidad, desaparece cuando la besan, por tanto, el único modo de encontrarla y comunicarse se establece a través de un "loro interpuesto" que a veces choca contras las pastelerías puesto que dicha mujer es de las "casi demasiado guapas", para solucionar este pequeño problema se procederá a "chocolatizar" al loro. Y la historia comienza así: "El beso más pequeño nunca visto. Una milésima de segundo, pulpa y plumón incluidos. Apenas un roce, un ejercicio de papiroflexia. Un esbozo de cortocircuito. De un grado de humedad increíblemente próximo a cero, cercano al polvo de sombra. El beso más pequeño nunca visto. No nos miramos de verdad. No nos tocamos de verdad, apenas nos dijimos nada. Sus ojos demasiado grandes en la piel de porcelana, y esa manera extraña de pedir perdón por sonreír. Sus labios, que revoloteaban como un copo de nieve perdido en una playa estival, y yo, que trataba de cazarlo con mi nevera demasiado grande. Un cataclismo disfrazado de beso en miniatura. Más poderoso que un ejército de rayos. El beso más pequeño nunca visto. Impacto de luz y luego ya nada. Desaparecida"? Y hasta aquí puedo leer. La extraordinaria y fabulosa historia de amor más breve, bella y singular, posiblemente jamás contada, otro modo de ser y estar, una invisibilidad que convierte en certeros todos esos sentimientos que aún podemos rescatar intactos del fondo de nuestro corazón si el frío no ha derretido sus restos. Quizás aún sea posible la labor de "chocolatización" que sin duda todos tenemos pendiente: "Inicié trabajos a gran escala para hacer de mi corazón un lugar más confortable, una especie de proyecto de renovación interior de mi búnker. Acondicionar. Esforzarse por estar mejor para resultar más acogedor. Echar abajo algunas paredes, fabricar ventanas para dejar que entrase la luz". Abrir ventanas, de eso trata esta historia, dejar que entre la luz, toda la luz posible.