Poco o nada podemos decir más sobre este libro y este animal de las letras que fue Arthur Rimbaud, sí, sin embargo, sobre esta nueva traducción precisa, exacta y con el gusto exquisito y la exigencia máxima que sólo puede ofrecernos la honestidad, firmeza y autenticidad con la que un traductor de raza puede deslumbrarnos, esa luz imposible de arrojar de otro modo a un texto tan excepcional como éste. Duelo de gigantes por tanto, labor admirable, un reto que ha sabido vencerse a sí mismo.

Xoan Abeleira, escritor y periodista gallego, cuya labor de traducción nos ofrece siempre una vuelta de tuerca necesaria o imprescindible (algo impensable en muchos casos y principalmente en lo que a traducción se refiere), se atreve a dar un paso más en esta obra. Esta edición contiene no sólo el texto cuya lectura nos alcanzó a todos en un momento u otro de nuestras vidas (o varios momentos o relectura) también la luz cegadora de ese idioma visceral y único de Rimbaud, un desafío para todo traductor, que Abeleira vence con sumo cuidado y con mano de orfebre. El lector puede disfrutar de una plácida y violenta lectura pues Rimbaud empuja al lector hacia al abismo pero también hacia la belleza extrema, pero también de una lectura más conceptual o más profesional para quienes posean ese interés que nos muerde a tantos por indagar en el milagro de la traducción y del conocimiento de un libro en su naturaleza primera, en su forma, sin alteración alguna, tal y como el autor dejó fluir a través de sus manos, palabra por palabra, ritmo, sensación, corte, provocación, ensoñación? Todo esto encontramos aquí. Una amplia documentación nos permite introducirnos mediante cada nota en ese círculo mágico que toda traducción implica, sus aparentes "juegos", el desafío constante que supone enfrentarse a una obra y lengua ajenas, trasladar un universo perfectamente definido con una fidelidad que no permite error alguno. Un primer lector disfrutará igualmente de esta lectura, descubriendo en ella al Rimbaud visionario, a una voz única cuyo talento posiblemente le desborda a él mismo -y devora a su vez- un libro más allá del libro, una lectura que de tan viva, tan gélida o caliente, a veces, puede quemar la vista si ésta se adentra demasiado en esta excepcional fauna que habita en este prodigioso ser más allá de lo humano, más cercano al chamán, a un lenguaje y hábitos de narración más allá de su tiempo y del tiempo incluso en que su obra sigue siendo objeto de análisis. La palabra genio se vuelve insuficiente, hay algo más allá imposible de describir, algo que no es posible traducir o transcribir: "Él no se irá, él no bajará de los cielos, él no llevará a cabo la redención de las cóleras de las mujeres, ni la de los júbilos de los hombres, ni la de todos los pecados, pues, por el simple hecho de existir y de ser amado, ya nos redimió". Un talento desmedido y fuera de toda categoría, salvaje, primitivo, un objeto de libertad pura que permanece aún hoy intacto. Un misterio por desvelar.