A Truman Capote le hubiera encantado leer esta noticia. El hombre que reventó y reinventó el periodismo con "A sangre fría", nos invitó a un "Desayuno en Tiffany's " e hizo sonar el "El arpa de hierba" fue toda su vida un provocador, un niño grande de palabras que podían ser venenosas pero también dulces, preámbulo de amarguras inevitables (recordemos su maravilloso perfil de Marilyn Monroe o el personaje de "Holly" Golightly que Audrey Hepburn encarnó en el cine). Y le gustaba tomarse la vida en serio sin desprenderse de las carcajadas, así que de haber sabido que sus cenizas serían algún día carne de subasta le hubiera hecho feliz. La casa de subastas Julien's abrirá el 23 de septiembre una puja para aquellos que deseen llevarse una parte de los restos del genial escritor a su casa. De salida, 2.000 dólares, se espera que se llegue a los 6.000. No es mal precio, no, para que los lectores que tienen entre sus libros de cabecera cualquiera de las obras maestras de Capote puedan releerlos con la cajita de madera que contiene las cenizas al lado, como si el espíritu del autor estuviera presente. ¿Morboso? Claro, Capote lo era, y también exhibicionista, rebelde sin pausa aunque también comodón y amante de la alfombra roja, con tanto talento que acabó desperdiciándolo por no usarlo. Un precio barato también para cualquier escritor que espere tener cerca parte de un maestro de la literatura. Quién sabe. Quizá sea una buena manera de invocar a las musas por el camino del fuego.