Escondida tras un seudónimo que poco tiene que ver con su origen o su género, la francesa Fred Vargas, Premio Princesa de Asturias de las Letras, es tan omnipresente en las librerías como esquiva en actos sociales y medios de comunicación.

La culpa la tuvo Ava Gardner. O mejor, el personaje que la diva gatuna encarnó en "The Barefoot Contessa" (1954), María Vargas, que embelesó de tal manera a la hermana gemela de la escritora, Jo, que esta adoptó el apellido como propio.

A Fred, que en ese momento preparaba su oposición de entrada en el francés Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) como arqueozoóloga, le pareció una buena idea seguir el ejemplo de su hermana y firmar así la novela que escribía entonces y con la que iba a debutar, "Los juegos del amor y de la muerte" (1986).

Nacida en París en 1957, Frédérique Audoin-Rouzeau es ahora la reina de la novela negra en un país donde el género goza de una salud envidiable.

Sus libros llenan las estanterías no sólo de las librerías francesas, sino también de otros países europeos, gracias a la mezcla de fantasía y enigma que la ha hecho tan reconocible para sus lectores.

Vargas tiene, como buena escritora de novela negra, a su héroe: el comisario Jean-Baptiste Adamsberg, que resuelve los misterios gracias a su intuición y sensibilidad más que a su capacidad analítica o su técnica detectivesca.

Pero pese a haberse convertido en una de las autoras más vendidas y queridas en Francia, reconocía en una de las escasas entrevistas que ofrece, sentirse ajena a la parafernalia de la literatura.

"Nunca me he sentido escritora. Puedo pasar semanas sin pensar en mis libros. Hasta el día en que me digo: 'Fred, hace un año que no escribes, ¡quizá haría falta que despiertes!'. La escritura sigue siendo una escapada", decía hace ya diez años a la revista francesa Télérama.

Hija del escritor surrealista Philippe Audoin y de una ingeniera química, se especializó en la peste bubónica con su tesis doctoral en Historia, y ha dedicado gran parte de su vida profesional como investigadora a rastrear en los restos de animales para desenmarañar el pasado.

Durante un tiempo, dedicaba sus vacaciones a escribir sus novelas, y dejaba para las Navidades las correcciones, en las que siempre busca la ayuda de su gemela Jo.

El premio a la mejor ópera prima en el festival de Cognac, uno de los más prestigiosos de Francia, dejó claro, cuando frisaba los 30 años, que detrás de "Los juegos del amor y de la muerte" había un talento en ciernes.

Su comisario Adamsberg no nació hasta 1991, y desde entonces ha protagonizado más de una decena de sus libros, incluidos dos cómics, además de versiones para la pequeña y gran pantalla.

La última de esas novelas, "Cuando sale la reclusa" (2017), es considerada uno de sus mayores hitos hasta ahora, con el que ha conseguido llevar hasta el final su apuesta tranquila y humana, alejada de artificios bombásticos.

Y pese a su afán por permanecer fuera de foco, Vargas es una mujer de firmes convicciones políticas que le llevaron a tomar partido por el antiguo miembro de las Brigadas Rojas Cesare Battisti, condenado en Italia por cuatro asesinatos y asilado en Brasil.

La escritora siempre ha defendido la inocencia de Battisti y dedicó varios años a investigar el caso.