Oviedo, E. CASERO

El Club Omega está más en forma que nunca. La entidad ovetense, fundada en junio de 2003 por el ex futbolista Viktor Onopko y su esposa, Natalia, que ejerce las funciones de vicepresidenta y de entrenadora, cuenta en la actualidad con 50 gimnastas de entre 3 y 17 años. Aunque su gran promesa, Eugenia Onopko, se encuentra lesionada, son varias las que siguen sus pasos y empiezan a hacerse un hueco en el panorama nacional, caso de las infantiles Llarina Fernández y Eva Sánchez, o Mar González y Andrea Blanco.

Camino Mateos es una de las encargadas de la formación de las chicas. Ex gimnasta, asegura que el potencial de sus alumnas es muy alto en algunos casos, pero lamenta que muchas de ellas dejan la práctica de este deporte a una edad muy temprana.

«Aunque no hay edad límite, las chicas más mayores que tenemos son de 17 años porque a esa edad suelen dejarlo, ya que en Asturias es difícil ver a una chica mayor de 20 años compitiendo», se lamenta Mateos, quien, por otro lado, no oculta su satisfacción por el auge que está teniendo su deporte.

«Nunca habíamos tenido tantas niñas en la escuela, y la verdad es que no podemos estar más contentos ya que nos garantiza el futuro», cuenta.

Sus alumnas, cuenta Mateos, están divididas en tres grupos: escolar, base y federadas. El primero de ellos está destinado a las que acaban de comenzar, independientemente de su edad, y son las que participan en los Juegos Deportivos del Principado. «Competimos en minibenjamín, benjamín y alevín, y el año pasado, con las más pequeñas, fuimos campeonas», cuenta la entrenadora.

Al ser el grupo de inicio, reconoce que la evolución «es diferente» entre unas y otras, pero se muestra satisfecha con su grupo, formado por 9 niñas que se entrenan una hora al día cinco días a la semana. Tal es así, que en esta edición de los Juegos Deportivos, ha decidido competir a nivel individual en lugar de hacerlo a nivel grupal. «Quiero que luchen por un objetivo, y espero que logren pasar todas a la fase final».

El segundo nivel es el grupo de base, pase intermedio entre escolares y federadas. Está formado por niñas de todas las edades, aunque las más pequeñas tienen un gran handicap: no pueden competir por su edad. Por ello, el club ha decidido crearles un torneo. «Este año vamos a organizar la "Baby Cup" sólo para ellas, para que se familiaricen con lo que es una competición y se les quite el miedo».

La disciplina es lo que peor llevan, por eso Camino cree que la mejor fórmula es plantearles las sesiones «como juegos». Lo peor es caer en la monotonía. «La temporada en España comienza en marzo o abril y finaliza en julio, por eso debes de ser creativo durante el resto de meses porque si no pueden perder la motivación y se les puede llegar a hacer muy cansado, por ello a veces, sobre todo para las mayores, organizamos torneos de invierno en París o Estados Unidos». En el grupo de base ya empiezan a familiarizarse con los aparatos. En categoría alevín están con el aro, en infantil con la maza y en cadete con la cinta, «el más vistoso», dice Mateos, «pero de los más complicados para ellas junto con las mazas, ya que son seis metros y no deben tocar el suelo».

El tercer grupo es el de federadas, formado por el de las gimnastas de más nivel. «Deben dominar varios aparatos y tener una buena técnica», cuenta Mateos. En la actualidad, con la baja de Onopko, lo integran dos chicas, Mar González y Andrea Blanco, ambas de 15 años, cuya proyección en los últimos meses, según Mateos, está siendo muy favorable. «Están trabajando muy bien y su principal objetivo es clasificarse como equipo para el Campeonato de España, que se celebra en julio».