«Vamos, por Amando». La consigna se repite, en boca de cualquier persona relacionada con Los Gorilas, desde el fallecimiento el pasado verano de Amando Prendes, el artífice del club de piragüismo que llevó el nombre de Candás por toda España y otros muchos paises. La utilizan como un conjuro contra el desánimo, para superar los momentos de flaqueza y continuar su obra. Entre todos lo están consiguiendo. Sus hijos dieron el primer paso y, a partir de ahí, se han ido sumando todos los estamentos del club. En realidad, todo el pueblo. Porque, aunque es un personaje inimitable, Candás quiere demostrar que hay Gorilas después de Amando.

Durante más de medio siglo, Amando Prendes moldeó un club a su imagen y semejanza, ejerciendo de presidente, entrenador, chófer, padre y consejero de los chavales, de todo un poco. Por eso resultaba complicado imaginar Los Gorilas sin él. Sus hijos dieron un paso adelante, como explica Carlos Prendes, el hijo más vinculado al piragüismo por su cargo como director técnico de la selección belga: «Mis hermanos y yo nos reunimos para ver si el proyecto podía seguir. Corríamos el riesgo de la comparación inevitable, por el aspecto deportivo y de gestión, por todo lo que suponía Los Gorilas. Pero se trataba de que esto no se terminara».

Así que a Carlos le tocó dar un paso al frente: «Me sugirieron que en un primer momento fuera yo el presidente. Acepté dejando claro que, por mis obligaciones laborales, mi aportación iba a ser muy puntual, sobre todo de representación, de vender la imagen del club». Su trabajo con el equipo belga, intensificado en 2012 por la proximidad de los Juegos Olímpicos de Londres, le obliga a delegar en dos de sus hermanos, Maria Lourdes y Miguel Ángel, y en el directivo Víctor García, que ya era un hombre de confianza de Amando.

Para el apartado puramente deportivo, Carlos Prendes buscó a un entrenador de su confianza, José Reyes, semifinalista en los Juegos Olímpicos de Seúl-88 y licenciado en Educación Física. «Me lo pensé bastante», explica Reyes, que enumera sus razones: «Era un reto importante porque Los Gorilas no es como cualquier otro club. Los Gorilas era Amando Prendes. Para un entrenador es difícil porque está siempre ahí la sombra de Amando. Han pasado cinco meses y estoy muy satisfecho porque todo han sido facilidades».

Además de la confianza de Carlos Prendes, Reyes cuenta con la colaboración de los palistas veteranos y el respeto de los jóvenes. No podía ser de otra forma tratándose de deportistas que crecieron siguiendo el ejemplo de Amando. «La gente del club», explica Carlos Prendes, «tiene una motivación muy especial. Es un año de transición, pero todos tenemos que demostrar que podemos seguir adelante. Lo dejamos claro en las primeras reuniones con los palistas senior: o todo el mundo arrimaba el hombro, o sería imposible seguir. De momento, las cosas van bien».

Reyes lo confirma, al menos por la parte que le toca. «Los chavales son muy disciplinados, trabajadores. No cuestionan mi tarea y se esfuerzan. La disposición ha sido ejemplar». Carlos Prendes destaca la motivación de todos los «gorilas» esta temporada, aunque le gustaría ir más allá: «Todo el mundo quiere dedicarle a mi padre lo que se haga este año, pero me gustaría tener claro que esto va a durar. Vivimos tiempos difíciles en lo económico y es la primera vez en la historia del club en que el entrenador de Los Gorilas está remunerado. Mi padre estuvo más de cincuenta años sin cobrar un duro».

A medio y largo plazo, Carlos Prendes considera que el club debe de seguir creciendo. Algo que pasa por potenciar, por ejemplo, la escuela que depende del Patronato Deportivo Municipal, sin renunciar a seguir estando entre los más competitivos. «Aunque Asturias no puede competir con Galicia o Castilla-León, en los últimos años seguíamos siendo el mejor club de Asturias y estaba entre los diez mejores de España. No podemos rehuir el alto rendimiento».

Tampoco, como explica Carlos Prendes con un ejemplo, modernizar el funcionamiento del club en algunos aspectos: «Mi padre caligrafiaba todos los meses cada recibo de los socios y un empleado los repartía por las casas. Nuestra intención es informatizar este proceso, entre otras cosas porque valoramos mucho el apoyo que recibimos de los socios, que están ahí sin que podamos ofrecerles nada a cambio».

Los que reciben los candasinos que pagan el recibo de Los Gorilas es la satisfacción de contar con un club que fomenta el deporte y, además, da prestigio al pueblo por su comportamient o y sus éxitos. Para alguien que hasta ahora lo veía desde fuera, como José Reyes, las cosas están claras: «A pesar de las dificultades de este primer año, Los Gorilas podrán mantenerse entre los mejores».

Y los Prendes, por supuesto, estarán ahí, aunque Carlos advierte: «La segunda condición que puse cuando di el paso adelante es que en cuanto el club funcionara a buen ritmo dejaría presidencia. Me planteo seguir unos años trabajando en alto rendimiento y tengo que atender a la famiali. En cuanto la nueva estructura esté consolidada seré un colaborador más».