El Figaredo está viviendo uno de los momentos más dulces de su larga historia de vida. Una aventura que se inició allá por el año 1934 y que actualmente, bajo la presidencia de Juan Carlos Álvarez, cuenta con 140 jugadores entre todas sus plantillas. Ahora, con una base muy consolidada, el Figaredo aspira a destronar del puesto histórico en esta zona de la cuenca minera al Caudal Deportivo.

Aunque esta misión será muy complicada, a los dirigentes les sobra ilusión para conseguir que el club rojiblanco crezca temporada tras temporada para ser un grande del fútbol asturiano. «Tenemos al juvenil en primera categoría y haciendo una temporada muy digna, por lo que esperamos que logre el objetivo de la permanencia. El alevín y el cadete luchan por la permanencia en segunda categoría y el infantil que prepara el veterano Quirós no creo que tenga problemas para ascender y recuperar su puesto en segunda», señala el presidente del club. Una posición muy buena en el fútbol asturiano y que hace que el propio presidente valore este buen papel día tras día: «Hay pocos equipos que puedan presumir de tener buenas plantillas y competir a un gran nivel como nosotros. Por eso, tenemos que valorar lo que tenemos, porque es muy complicado dar cazaal Caudal. Nos gana en infraestructura, pero aún así, con nuestro esfuerzo y trabajo tenemos el sueño de ser algún día los primeros de la cuenca del Caudal».

Un crecimiento que se manifiesta temporada tras temporada. En la presente el club ha tenido que formar con dos equipos en infantiles y para el año que viene los datos más optimistas le aventuran que tendrán tres equipos más. Así, el Figaredo pasará a tener dos plantillas en juveniles, alevines y benjamines. Este auge en el fútbol se debe a la llegada de futbolistas de otros municipios para vestir la camiseta rojiblanca. «Tenemos muchos chavales del concejo de Aller y de Lena. Además, controlamos a todo los futbolistas del valle de Turón», explica Álvarez. Precisamente, con el Turón, el club guarda una relación muy estrecha. «Somos prácticamente uno, pero con dos directivas distintas. El motivo fue que queríamos separar el fútbol base del aficionado, para que el dinero de cada uno fuese para sí mismo. Apreciamos en muchos clubes que la carga de tener un regional hace que la cantera se deje un poco de lado y en ocasiones se castigase. Por eso, quisimos evitar caer en este mismo error», analiza.

Sin embargo, todo este crecimiento no se puede llevar a cabo sin un campo propio. El club juega en el Fernández Felgueroso de Turón desde hace dos años. Un cambio necesario, ya que el campo de arena de Figaredo se quedó impracticable. Tal es el abandono, que la maleza cubre por completo el campo y apenas se pueden apreciar dos porterías que recuerdan la existencia de un lugar para jugar al fútbol en el pasado. «Esperemos que la administración acabe de cumplir lo prometido. Somos conscientes de que estamos en un momento económico muy delicado, pero nos vendría muy bien un sintético en Figaredo, porque somos el último club de la cuenca del Caudal que aún no lo tiene. En el momento que nos lo construyan saldremos ganando en muchos apartados. Algunos de los jóvenes que vienen desde Mieres, Aller o Lena no tendrán que hacer un transbordo de autobús y no se plantearán en ningún momento faltar a un entrenamiento o dejar el equipo», relata el presidente del club.