Oviedo, Antonio LORCA

María Luisa Urbaneja prácticamente vive en el Díaz Vega. Es la presidenta del club ovetense San Juan La Carisa desde hace 24 años y a ello dedica la mayor parte de su tiempo y casi todas sus preocupaciones. Y es que hay que ocuparse de la ropa, de los botiquines, de las fichas, ... y de tantas otras cosas que necesitan los jugadores de los siete equipos de este humilde club ovetense, que faltan horas cada tarde para hacerlo todo.

Pero las jornadas más intensas son las de los fines de semana. Los viernes por la noche Urbaneja trata de dejarlo todo listo y a las 9 de la mañana del sábado ya está al pie del cañón en jornadas que suelen acabar sobre las diez de la noche, «si no hay ningún problema», dice con buen humor la presidenta del San Juan. Algo más temprano sale los domingo, aunque las doce horas en el campo no se las quita nadie.

«Luego el lunes empiezo a lavar ropa. La lavé muchos años en casa cuando no teníamos las instalaciones que tenemos ahora. Desde 1988, que empecé, hasta 1999 que se inauguró el Díaz Vega lavaba en mi propia lavadora. Pero ahora tenemos lavadora y secadora en el campo», explica Urbaneja. También han sido una ventaja para tener la ropa limpia con más facilidad los campos de hierba artificial: «Con la hierba sintética hay menos problemas. Cuando eran campos de hierba natural o de arena teníamos que meter la ropa en la bañera y frotar».

Todas estas labores de intendencia parecen muy alejadas de lo que se por la televisión cuando se habla de fútbol. Tampoco parece muy probable que los presidentes de los grandes clubes se hagan cargo de lavar las equipaciones de sus jugadores. Pero en el fútbol base, el del barrio, en el que todo futbolista empezó un día su carrera, los recursos son escasos y se necesita de gente dispuesta a arrimar el hombro cada día y sin pedir nada a cambio.

A Urbaneja presidir el San Juan le da muchos dolores de cabeza, pero no se le pasa por la cabeza dejar de dirigir el club. «Mí marido era el vicepresidente. El llevaba muchas cosas de fichas y de un montón de asuntos, estaba retirado de Hunosa y yo prácticamente estaba para firmar y para controlar la ropa. Desde que falleció todo cambió. Ahora llevó los papeles, menos mal que tengo un tesorero que cuando me ve un poco asfixiada me echa una mano, que encargarme de siete equipo,... Hay días que estás saturada, que encima no te acompañan los resultados. Te ves con tantos líos y con tanta gente que depende de que lo tengas todo listo, que te agobias un poco», explica la presidenta.

Pero gente como Urbaneja, dispuesta a entregar su tiempo por un club de fútbol humilde, hay cada vez menos. Y de ello es consciente la presidenta del San Juan: «Hay cada vez menos gente dispuesta a trabajar sin obtener nada a cambio. No puedes involucrar a nadie». Urbaneja coincide con el diagnóstico del presidente de la Federación Asturiana de Fútbol en que uno de los grandes problemas por los que atraviesa el fútbol modesto es que la gente ha dejado de acudir a los campos.

«Cada vez va menos gente al fútbol. Hay partidos del Regional en los que hemos vendido tres entradas y al árbitro hay que pagarle. Vamos muy justos, hay que hacer número y volver a hacerlos», reconoce esta voluntariosa presidenta, poco dispuesta a rendirse.

Pero, como en una familia humilde, en estos clubes hay veces que cuesta llegar, en este caso, a final de temporada. Cuando queda poco para acabar la temporada no sabes cómo vas a poder terminar. Tienes que rezar para que no te expulsen a un jugador y te toque pagar multas porque sino no se llega», dice con buen humor María Luisa Urbaneja.

E insiste una vez más en el descenso de aficionados. Y no solo en los partidos de Regional, según relata esta presidenta, en ocasiones hay veces que ni los padres de los cahvales se quedan a ver los partidos de sus hijos. «En los últimos años descendió el público muchísimo. Hay mucho fútbol en televisión. Hay veces que me pregunto: ¿estos niños, es que son huérfanos? Muchos padres dejan al chaval jugando y se van a ver el partido a la televisión. Antes por lo menos sacabas para pagar al árbitro, ahora es muy difícil», explica.

El futuro, a juicio de Urbaneja, no es muy halagüeño para el fútbol de barrio, el que está al pie de la calle. «No veo muy claro el futuro. Va a ser difícil porque la gente no se compromete. Si estás, tienes que estar en entrenamientos y partidos. Y la gente piensa: ¿por qué me voy a quedar?».

Una excepción a todo este negro panorama está en los partidos de los más pequeños, los chavales que aún juegan en pista, en los polideportivos, y que sí tienen algo más de público, según Urbaneja. «A ver a los nenos más pequeños es donde más gente va. Van los padres, los abuelos... Por eso estamos pensando en empezar a cobrar una cifra simbólica, aunque sea un euro, quizás podamos sacar para cubrir los gastos».

Porque con el fútbol 11 el diagnóstico es muy claro: «Bajó en todos los campos. Hay jornadas en las que van siete al Regional, diez al juvenil. Yo lo que sé es que mi hijo jugó hasta los 18 años y siempre fui a verle», concluye la presidenta del San Juan, una de las más veteranas del fútbol asturiano. Urbaneja ha visto cambiar las cosas, mejorar la tecnología y los medios para practicar el fútbol; y al mismo tiempo ver como se vacían los campos y nadie quiere hacerse cargo de los clubes modestos.