La historia de Maximino González Asprón, Maxi, (70 años) podría resumirse en una vida dedicada al fútbol. Lleva más de una década volcado en su tarea de delegado de la Federación Asturiana de Fútbol en la zona de Avilés y Comarca, y su carisma y trato cercano a pie de campo con jugadores, técnicos o directivos le hacen ser un hombre querido y respetado, algo difícil en un dirigente.

En 1958 fundó su primer equipo, el Navarro, un conjunto amateur que nada tiene que ver con el actual club de Tabiella, y que estaba formado por un grupo de amigos que jugaban en el campo de la iglesia de Valliniello. Maxi trabajaba en la panadería de localidad y ya apuntaba su afán emprendedor. El éxito fue total y algunos de aquellos jugadores apuntaron alto. «Laureano y Milín venían a entrenar de Pillarno y alguna vez llevé a San Juan, que llegó a jugar en el Real Avilés y Deportivo de La Coruña, y a Florín que también brilló en el Avilés y el Sporting de Gijón», explicó.

Cuenta como anécdota que fichó a un extremeño, Pepín Erimia, que era tío de Manel, jugador que fuera del Avilés, Oviedo o Deportivo de La Coruña, entre otros. Pepín era muy bueno y sus compañeros se negaron a jugar con él, así que Maxi lo puso a la portería. Y fue un acierto. Jugó en el Bañugues, Miranda y Avilés, antes de emigrar a Alemania donde cerró su carrera.

En 1971 Maxi se muda a vivir al Quirinal y crea un equipo juvenil, Los Tranquilos, que derivará ocho años más tarde en el Rayo Avilesino que compitió con tres equipos, un infantil, un juvenil y uno de Segunda Regional y que llegó a totalizar más de 150 chavales. En esa época organizó por primera vez el Trofeo Villa de Avilés con el Miranda, Hispano, y Marino de Luanco. La final se jugó en el Sabledal (Corvera) y ganó el Hispano al Marino por 3-0. De esa época recuerda con especial orgullo el premio a la deportividad que ganó el regional entre otros 74 equipos. Ningún título le hubiera hecho más ilusión. En la temporada 1981/1982, el Rayo pasa a ejercer como filial del Real Avilés por problemas económicos y Maxi junto con José Luis García se integran en la junta directiva avilesina después de sacar un préstamo personal de cien mil pesetas para zanjar la deuda del Rayo.

Pero su mayor éxito fue la creación del torneo de fútbol-sala La Amistad, en el que los propios jugadores eran los árbitros. Esta filosofía de entender el deporte le valió al torneo el premio «Delfos» en el año 1995, que después recibiría Maxi a título personal en el año 2008.

Llega a la Federación Asturiana con el actual presidente, Maximino Martínez, de quien dice que «ha sido lo mejor que le ha podido pasar al fútbol asturiano» y desde entonces Maxi patea los campos viendo partidos de todas las categorías.

Considera que el fútbol ha cambiado mucho. No sólo ha evolucionado la forma de jugar sino que se han mejorado los campos con la llegada del sintético, y sobre todo cambió la mentalidad de los chavales. «La pena es que hay equipos que un domingo por la mañana no son capaces de reunir ni siquiera a once futbolistas para jugar», dice. También es una pena la escasez de voluntarios, «aunque aún queda mucha gente trabajadora que tira de los clubes», y los problemas económicos que lastran al fútbol amateur. «Muchas veces no hay dinero ni para pagar al árbitro», explicó.

Su penúltima empresa es la I Liga de integración de presos de Villabona donde participan cinco equipos avilesinos que van a la penitenciaría a jugar. Antes había organizado otros encuentros en el correccional puso en marcha otras iniciativas de carácter social.