El Manuel Llaneza trabaja por fomentar el kárate entre los más pequeños del concejo de Mieres y los que no lo son tanto. Y es que aunque el club nació hace dos décadas con la vocación de ser una actividad extra escolar de los más jóvenes, algunos han seguido en esta tarea y han llegado a cumplir los cincuenta años sin dejar de practicar este deporte en Mieres.

Eso sí, los niños son la perla de este club. Casi cuarenta forman parte de esta aventura mediante una actividad extra escolar por medio de los centros educativos. A las órdenes de José Manuel Lobelle y su hijo Kevin dan sus primeros pasos en el mundo del kárate en el Manuel Llaneza con un entrenamiento de dos horas semanales, entre los martes y los jueves. «El objetivo de estas clases es potenciar la actividad física en los niños y aquellos que destacan son los que se llevan a competir. Más o menos todos los años hay el mismo número de alumnos», explica Lobelle.

A nivel competitivo, las mayores alegrías del club las ha dado esta temporada Elena Solís Gavilán. Esta joven debutó este curso por primera vez en los Juegos Escolares de kárate del Principado de Asturias. En la categoría alevín femenino A, la más novel por la zona centro, en la última prueba celebrada hace poco más de un mes en La Corredoria, Elena Solís finalizó en tercera posición. De ahí logró la clasificación para la fase final que se disputó en el pabellón Juan Carlos Beiro de La Felguera. Y no contenta con mantener su tercer puesto, acabó superando a todos sus rivales y finalizó en primera posición en la final regional. Una hazaña que tiene más mérito si cabe, ya que en la final participaban los cuatro mejores de cada zona y categoría. «Es una niña con un gran potencia, dedica muchas horas en este deporte y tiene un gran futuro por delante», señala Lobelle.

En la misma línea, otro de los miembros del club, Miguel Ángel Carrete, con 24 años, lleva una vida ligada al club. Ahora es 3.º cinturón «Dan» tras dos décadas de sacrificio en este deporte y que le hizo llegar a ser Campeón de Asturias en su categoría. «La constancia y su perseverancia le ha hecho llegar muy lejos», explica su preparador.

Y es que el trabajo del club mierense tiene por encima de todo el respeto a unos valores. Un trabajo de iniciación en el que la disciplina es lo más importante para fomentar la actividad deportiva en Mieres. «Disciplina, constancia y trabajo son nuestros valores. Ser fiel a un trabajo y tener una serie de normas que tanto priman en este deporte. Con lo más pequeños hay que trabajar esos apartados. Desde que comienzan tienen que saber que al empezar una clase hay que seguir las indicaciones y guardar silencio. Es un trabajo que lleva su tiempo, pero que recibe su recompensa al final de cada temporada», explica Lobelle.

Y es que su pasión por este deporte ha pasado a otra generación. Kevin, su hijo, ha dejado a un lado la competición y ahora trabaja en el mundo también de la enseñanza. Una labor en la sombra, pero que sirve para mantener vivo este deporte. «No somos una actividad que busca protagonismo. Fomentamos el kárate y una serie de normas que nos hacen ver que hemos cumplido nuestros objetivos. Como a todo el mundo, nos gusta ganar, eso por supuesto, pero no necesitamos conseguir títulos y reconocimientos para ver que la labor que hacemos merece la pena», relata José Manuel Lobelle.

Han pasado dos décadas y el club sigue trabajando. La base son los más pequeños y aunque de los 40 que empiezan cada temporada, apenas uno acaba obteniendo muy buenos resultados en el futuro, ahora, una de ellas, Elena Solís, se ha convertido en la esperanza de la entidad. Eso sí, lleguen o no los resultados, el Manuel Llaneza seguirá potenciando el kárate para todo el concejo de Mieres.