Su sencillez y humildad le llevan a centrarse en sus entrenamientos y partidos y no fijarse en las estadísticas. El pasado domingo, tras la importante victoria ante el Beti-Onak navarro, triunfo que permite al Oviedo Femenino mantener las opciones de luchar por un segundo ascenso consecutivo -deberán ganar este fin de semana al Rótulos de Zaragoza y que las navarras y el Valladolid pierdan-, Saray López se enteró que era la portera menos goleada de su grupo de División de Honor con 530 goles.

Mujer poco dada a ponerse medallas, para esta ovetense de 25 años, el mérito es de sus compañeras. «Todo parte de la defensa, yo soy la última defensora y que hayamos encajado menos goles que el resto es debido al trabajo de todas y al esfuerzo que hemos realizado».

Muchos entrenamientos y muchos esfuerzos que no solo se ven sobre la pista. El Balonmano Femenino, recién ascendido a la categoría, ha tenido que hacer muchos sacrificios para poder competir este año. Sin apenas patrocinadores que les respalden, todos han tenido que arrimar el hombro, desde la directiva al técnico, Alfredo Rodríguez, y la propia plantilla: viajes de muchas horas, plantilla exclusivamente de casa...circunstancias que, para López, quizá no hayan sido del todo perjudiciales.

« En un principio no nos esperábamos estar tan arriba», confiesa, «porque competimos contra equipos con mayores presupuestos que han realizado grandes fichajes, mientras nosotros somos casi todas jugadoras de casa, e incluso algunas son juveniles, pero creo que quizá eso nos ha podido hacer más fuertes y nos ha llevado a estar donde estamos ahora», confiesa.

Aunque no dependen de si mismas, la posibilidad de poder luchar por estar el próximo año en División de Honor existe. Y sería un sueño. «Es a lo que aspira todo jugador, a estar en la máxima categoría, y para nosotras sería lo máximo, también para el club, y para la afición, que ha estado todo el año apoyándonos, y eso que jugábamos los domingos por la mañana, y es una hora muy mala», señala.

Sería la culminación de una carrera en el balonmano que empezó algo tarde para Saray López. Como muchos niños, tardó en encontrar el deporte que mejor se adaptaba a su personalidad y necesidades. «Jugué al fútbol, que todavía me gusta mucho; al voleibol, a baloncesto, y a los doce años empecé a balonmano como actividad extra escolar en mi colegio, el Buenavista I, y ya no probé ninguno más», confiesa.

Su centro escolar formó un equipo junto con otro grupo de alumnos del Baudilio Arce, y López empezó a competir. La portería le llamó desde sus inicios. «Mi entrenadora, que había sido portera, me dijo que tenía facultades para ello y que me pusiera bajo los palos, pero aunque ella no me lo hubiera dicho a mi era algo que me gustó desde siempre, ya cuando jugaba al fútbol me fijaba en ellos».

En categoría cadete pasó al club La Guipuzcoana, antiguo Oviedo Femenino. En la temporada 2001-2002, aún en cadetes, se proclamó campeona de Asturias, y dos años después, en las 2003-2004, se fue a La Calzada, donde permaneció hasta este año, que retornó al Oviedo Femenino. Aunque se reencontró con Vicky, Tamara, Sara o Alicia, que conocía de categorías inferiores, López reconoce que con quien más se alegró de coincidir fue con una antigua rival, con la que había tenido más de alguna «piquilla» sana: Verónica Cañón. «Me encantaba jugar contra ella, tiene una gran técnica, y ahora que estamos en el mismo equipo me gusta cuando entreno contra ella».

Aunque su gran pasión es el balonmano, Saray López ha sabido compaginarlo bien con los estudios. Licenciada en Historia del Arte, los últimos meses ha tenido que apretar más los codos ya que, a los desplazamientos, partidos y entrenamientos, ha tenido que unir la preparación del «máster del profesorado», el antiguo CAP, para poder impartir clases. «Sarna con gusto no pica», asegura la joven, «si estás haciendo algo que te gusta, no cuesta, quitas horas de otras cosas y ya está».