San Lázaro, sede de un moribundo campeonato de atletismo por clubes regional , que sueña como el personaje bíblico resucitar algún día, presenció un doble triunfo del Universidad de Oviedo tanto en categoría masculina como en la femenina. Si está instalada en la sociedad la idea de que aquel club que cuente con más recursos económicos en una competición deportiva será el que al fin y a la postre se lleve la victoria, hoy por hoy la escuadra de la institución que más apoya más el atletismo en Asturias o que menos recorta, hizo válido dicho pronóstico en el autonómico. Así de sencillo y así de claro. El Oviedo Atletismo la única alternativa seria fue una sombra de si mismo o un zombi. El equipo masculino ni se presentó; el femenino lo hizo en cuadro y tan sólo dos días después de que se hiciera pública la obligada renuncia del equipo naranja a la liga nacional(las chicas en la máxima categoría, los chicos en la división de plata) porque se había cerrado el grifo de las subvenciones públicas. La peor pero razonable decisión en los 27 años de historia del emblemático club carbayón.

Quizá la mejor noticia de la tarde fue ver en San Lázaro a una vieja gloria del atletismo como Yago Lamela otra vez en una pista. Esta vez no en el tartán sino en la grada como un viejo amigo que después de mucho tiempo pretende retomar una amistad perdida. También que muchos jóvenes y muchas de ellas chicas siguen pese a quien pese poniéndose una camiseta de tirantes para medir su fuerza, resistencia o velocidad

No hay duda que el atletismo en pista es un deporte en el que el clima tiene una influencia decisiva si a las marcas que se consiguen nos referimos. Especialidades técnicas como los concursos se convierten en un ejercicio de supervivencia con climas fríos y lluviosos como el vivido durante la jornada. Se trata de nadar y salvar la ropa. Es difícil que un atleta atrape una marca, y es probable que un espectador atrape un resfriado si está más de 4 horas sentado en la grada, como ocurrió. Si se echa un vistazo a la tabla húngara, el sistema de puntuación que valora las marcas en función de su dificultad: a mayor puntuación, mayor valor de la marca, nadie traspasó la barrera de los 1000 puntos en el campeonato. El arco de los 800 puntos fue la cifra más común. Y los 900 puntos fue territorio femenino. Una veterana como Niobe Menéndez en los 5.000 metros (25:56.45)que es una buena marchadora, y que la semana pasada había corrido la milla de Gijón los obtuvo en los 5 kilómetros marcha; también la joven Marta Frechilla (2:13.16)que contó con la inestimable ayuda de Beatriz Alvarez que avivó el ritmo, lo logró en los 800 metros de carrera o el relevo universitario 4x100 metros(Rubio-Horta-Celis-Alvarez) con una marca de 49.78. Lo cierto es que se podía incluir en esta lista a Zuriñe Celis que hizo 899 puntos en el salto de longitud (5,59 metros), en que la batida con el suelo mojado es un ejercicio de alta precisión o si hubiera finalizado la prueba de 3000 metros obstáculos a Marcos Peón que realizó un convincente test logrando bajar por debajo de los 2minutos 50 segundos en cada uno de los kilómetros de los dos mil metros que corrió. Por último un ejemplo de que no era una buena tarde para lanzar es que para vencer en martillo y peso femenino y disco masculino y femenino bastó con poco más de 600 puntos.

El resultado final del encuentro, descontadas las dos peores puntuaciones fue en mujeres: 1º Universidad de Oviedo, 14.831 puntos;2º Gijón Atletismo,11.996 puntos, 3º Oviedo Atletismo, 11.807 puntos; 4º Estadio Gijón, 7844 puntos, y en hombres: 1º Universidad de Oviedo, 13.016 puntos;2º Oviedo Atletismo,10.603 puntos, 3º Santina- Oviedo, 8576 puntos; Gijón Atletismo, 4803 puntos; Estadio Gijón,6583 puntos.