Avilés, Vicky FUERTES

El Llaranes ha conseguido un pequeño milagro y en su segunda temporada de vida, la Escuela de fútbol del club es ya un proyecto plenamente consolidado. Después de varios años de inactividad relativa, con solo un equipo de categoría regional en competición, los responsables de la entidad planearon la idea de hacer una Escuela que albergara todas las categorías y que a su vez nutriera de jugadores al primer equipo.

Este fue el origen de la escuela de fútbol del Llaranes, enmarcada en el barrio avilesino del mismo nombre, que arrancaba el pasado año con seis equipos y este lo hace con tres equipos más, al que hay que sumar el conjunto de Primera Regional, recién ascendido. La escuela trabaja esta temporada con un total de ciento cuarenta y tres futbolistas que se reparten en un equipo prebenjamín, dos benjamines, dos alevines, dos infantiles, un cadete y un juvenil.

Al frente de la escuela está Esteban Fernández que junto a los coordinadores, Gonzalo Peral y Luis Menéndez, se encargan de velar por el buen funcionamiento de la misma. «Nos sentimos plenamente satisfechos de que la escuela de fútbol de Llaranes sea toda una realidad. Este año hemos tenido una gran respuesta de la gente y esperamos que poco a poco el club vuelva a ser una referencia del fútbol avilesino que fue en su momento», destacó Esteban Fernández, director de la escuela.

Los equipos de sala del club entrenan en el Colegio Público de Llaranes y disputan los partidos oficiales en el polideportivo de La Luz, mientras que los de campo utilizan las instalaciones municipales de La Toba y el regional hace lo propio en el Muro de Zaro. Todo sin salir del popular barrio.

Los objetivos del Llaranes para esta campaña, pasan por consumar el ascenso de sus equipos alevín y juvenil a Segunda, y en el buen camino están puesto que llevan una marcha imparable, sin olvidar ofrecer una educación en valores, fundamental en los tiempos que corren.

Entre los equipos de sala, el prebenjamín está formado por un bloque amplio de quince jugadores y la mitad de ellos se unieron a la disciplina del club una vez comenzada la competición. El hecho de que los colegios de la zona no ofertaran la actividad de fútbol ha propiciado que este equipo se viera reforzado, pero demasiado tarde para haber inscrito a otro conjunto con estos jugadores recién llegados. Por tratarse de los más pequeños del club, el único fin que se persigue con el prebenjamín es que los niños se diviertan y vayan aprendiendo las normas básicas del juego.

Por su parte los dos benjamines son conjuntos muy ajustados en el número de jugadores, pero aún así ambos equipos están cumpliendo con creces con las expectativas depositadas en ellos al inicio de la temporada. El A ocupa la parte alta de la tabla y sus futbolistas dan muy buena muestra de sus cualidades con el balón. En el B todos los niños son de primer año, y su único objetivo es seguir avanzando en su formación. En ellos está el futuro de la escuela y los técnicos los tratan con el mimo necesario para que no pierdan la afición.

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