Este entrenador no ha hecho la rúa, nunca ha paseado en autocar descubierto ni se le ha publicado un desplegable en la prensa. No. Este entrenador es un entrenador modesto que ha hecho su carrera en modestos equipos asturianos, aunque, eso sí, con tantos éxitos que muy propiamente se le conoce como "Míster Ascenso". Hablamos de José Luis Díaz García, "Xiel", un praviano de 66 años que lleva 31 temporadas consecutivas en los banquillos y en cuyo brillante palmarés se incluyen nada menos que once ascensos. Y con ellos, otras tantas alegrías repartidas por diversas localidades de la geografía regional. Porque Xiel ha subido a equipos de Avilés, de Grado, de Pravia, de Cangas del Narcea...

Nos cuenta para empezar que el apodo de Xiel le viene de su padre, "de nombre Ángel, y al que en la mili llamaban Anxel. De ahí derivó a Xiel, y cuando yo era un guaje y jugaba en el Agosán y otros equipos de alrededor de Pravia se referían a mí diciendo 'esi ye el hijo de Xiel', así que Xiel me quedó. Yo era lateral, me las apañaba igual en un lado que en otro, y a veces también me ponían por el medio del campo. Luchaba mucho, y quizás por eso me gusta que mis jugadores también lo hagan. Sobre aspectos técnicos tengo mis preferencias que pueden ser discutibles, pero en lo relativo a la actitud no admito medias tintas. El que aspira a ser titular conmigo sabe que tiene que darlo todo. Y, por supuesto, otra cosa que le valoro mucho al deportista es lo que conocemos como entrenamiento invisible, es decir, el cuidarse y no cometer excesos".

Se declara igualmente muy pendiente del estado anímico de la plantilla, aspecto al que concede gran importancia pues lo ve básico para alcanzar objetivos. "Todo tiene que estar en la cabeza", afirma, "y lo mejor es cuando ves a los jugadores pensar de forma colectiva y en positivo. En cambio, si en alguno percibo bajo nivel de compromiso es que ni pierdo el tiempo con él... Por fortuna esto me ha pasado en contadísimas ocasiones"

En la larga trayectoria del veterano técnico praviano, decano actualmente de Tercera División con sus 66 años de edad, lo que ha prevalecido han sido las buenas rachas y los éxitos. Baste señalar esos 11 ascensos en 31 campañas, lo que supone un porcentaje altísimo, en concreto de un 35 por ciento. Alcanzó además otros hitos relevantes, como ganar una Liga con el Marino o llevar a la fase de ascenso a Segunda B a conjuntos como Hispano -dos veces- o Praviano, éste la pasada campaña. Pero lo más celebrado sin duda que han sido los saltos de categoría, esos que le han valido el calificativo de "Míster Ascenso". Al Praviano lo subió siete veces, seis de ellas a Tercera y la otra a Preferente. Al Mosconia y al Narcea los condujo también a Tercera. Al Real Avilés lo ascendió a Segunda B; y a su filial, el Avilés B, a Preferente.

¿Alguna clave para tanto ascenso? Responde Xiel que "cuando a mí me llama un presidente le pregunto qué objetivo tiene, y si se trata de ascender entonces pueden ocurrir dos cosas: Que tenga que intentarlo con fichajes, o con imaginación. Y en las dos situaciones me he visto. Unas veces lo he conseguido y otras no, como cualquiera".

Por lo que se refiere a aquellos casos en que sí dispuso de refuerzos, no quiere olvidarse del que podríamos considerar su "núcleo duro", un grupo esencial de jugadores que le acompañaban en los cambios de equipo y con los que compartió la satisfacción de tres ascensos: "Más que jugadores eran y son amigos, gente muy valiosa en lo personal y en lo deportivo". Y nos da sus nombres: Liébana, Gelu, Conrado, Jorge del Bosque y Manito. "Eran futbolistas de probado rendimiento, que no me dejaron equivocarme cuando confié en ellos. Estuvieron conmigo en los ascensos de Mosconia, Narcea y Praviano, así que siempre que tengo oportunidad, como ahora, les expreso mi agradecimiento".

Como tantos técnicos de las categorías regionales, Xiel ha compatibilizado lo futbolístico con una profesión aparte. En su caso trabajó en el sector de la reparación de automóviles, lo que le impedía estar disponible para los equipos antes de las siete de la tarde. Hasta su jubilación, hace seis años, dice que "siempre anduve a la carrera de acá para allá". Y recuerda que con tanto ajetreo "ni me planteaba sacar el título nacional". Esto le suponía una espina que "finalmente pude quitarme una vez jubilado, a los 61 años, cuando aprobé un curso celebrado en Gijón".

Pero, volvamos a los ascensos. En 2002, estando por tanto en posesión aún del título regional, alcanzó Xiel su éxito más relevante. Con la temporada en marcha -tenía entonces al Hispano de líder en Preferente- le llamó Tejero para enderezar el titubeante rumbo del Avilés. Recuerda que "nada más llegar me tocó un miura, recibíamos al Langreo y resulta que nos ganó. Creí que se me caía el estadio encima. Un revés que además no me ayudaba a levantar el ánimo de la plantilla, que había encontrado muy mermado. Pero entonces la Copa Federación vino a echarme una mano. Sucedía que a los pocos días jugábamos otra vez contra el Langreo, esta vez la final de la Copa en el campo del Astur. Lo vi como una oportunidad única de levantarnos. Preparé aquel partido al detalle, bien es cierto que de poco hubiera servido de no responderme los jugadores. Pero lo hicieron. Ganamos 2-0 y desde aquel día todo cambió para mejor. Cogimos confianza hasta el punto de mantenernos 25 jornadas seguidas sin perder, luego entramos en la liguilla y acabamos subiendo".

El ascenso se selló en Santiago de Compostela, con un empate in extremis ante el Compos B (2-2). Xiel dice que lo pasó fatal ante la posibilidad de que el Palencia les arrebatase la plaza, pero que la igualada en el minuto 90 le compensó de tanto sufrimiento. "De los once ascensos que tengo, a este lo considero el más difícil. Es tremendo verte abajo en el minuto 89 necesitando un sólo gol. Menos mal que Lobera acertó en el último instante".

El caso es que situaciones así contribuyeron a alimentar la fama de "Mister Ascenso", quien como última anécdota rememora el curioso apéndice de aquella temporada: "Ocurrió también que de rebote ayudamos al Narcea, que pudo así beneficiarse de nuestra plaza para continuar en Tercera". Un feliz desenlace que tantos años después Xiel todavía contempla con sensación de alivio: "Me tenía preocupado la situación del equipo cangués, pues yo lo había subido la campaña anterior a Tercera, y yo lo había bajado al ganar con el Avilés en El Reguerón la última jornada de liga. Fue un alivio repescarle. Y aunque hubiera podido beneficiarse de la plaza del Langreo o del Ribadesella, que aquel año también subieron a Segunda B, me gusta pensar que se quedó con la del Avilés. Por si acaso, yo cumplí".