Las Palmas, Pedro GARCÍA

Eufemiano Fuentes rompió su silencio en una entrevista concedida a «La Provincia / Diario de Las Palmas», del mismo grupo que LA NUEVA ESPAÑA, y lo hizo para negar haber prestado sus servicio a clubes de fútbol como el Real Madrid, Barcelona, Valencia y Betis, como la pasada semana mantenía el diario francés «Le Monde», citando al propio médico canario. El nombre de Eufemiano Fuentes está relacionado con el dopaje desde que Perico Delgado ganó el Tour de 1988. Su última «aparición» fue en el transcurso de la «operación Puerto».

-Eso no ha salido de mi boca. Habría que preguntarle a ese periodista por qué lo ha dicho. Nunca he tenido vinculación alguna con los clubes citados.

-Pero usted sí trabajó con otros equipos.

-Que se conozcan y que hayan salido en la prensa, en la UD Las Palmas y en el Elche.

-¿En qué consistía su trabajo con los futbolistas?

-Era el de preparador físico- médico y velar por su salud. ¿De qué manera? Pues haciéndoles controles de rendimiento, forma física, de entrenamiento... y marcando unas directrices dietéticas y hábitos. Procurar que el organismo tuviera todo lo que gastaba en pleno esfuerzo para que siguiera rindiendo al mismo nivel que cuando está bien.

-En Madrid, después de un partido de Las Palmas se le relacionó con unas jeringuillas.

-Fue un partido muy duro ante el Rayo Vallecano. Un amigo de los brasileños Álvaro o Baiano entró en el vestuario mientras yo estaba con los jugadores procurando que se recuperaran del esfuerzo y vio que les estaba inyectando vitaminas y minerales y glucosa para acelerar la recuperación. ¿Cómo voy a dopar a un tío tras el partido?

-¿Algún jugador mostró rechazo a estos métodos?

-No, porque no lo conocían. No se imponían, se proponían cuando hacían falta.

-¿Los métodos que usted utiliza se aplican en el deporte de élite en la actualidad?

-En todos los deportes: fútbol, ciclismo, tenis, natación... Y me refiero al deporte de alta competición, cuya práctica debería ser considerada una profesión de riesgo.

-¿Por qué continúan surgiendo informaciones polémicas sobre su actuación como la reproducida en «Le Monde»?

-No sé si es una campaña o el interés de un periodista concreto. Si es verdad que tiene pruebas de documentos confidenciales que yo le he enseñado, que lo demuestre.

-¿Ha recibido amenazas de muerte?

-Sí.

-¿De quién?

-Eso no te lo voy a decir, pero hay gente que fueron grandes deportistas y que están en el poder. La primera vez que recibí una amenaza fue en junio de este año y ya van tres. Siempre me llama por teléfono una tercera persona y me dice: «Sabes que como salgan algunas informaciones te puede pasar algo a ti o a tu familia. Tú verás».

-¿Tiene miedo?

-No. Soy dueño de mi silencio y esclavo de mis declaraciones.

-¿Y qué explicación hay para las bolsas de sangre que le intervino la Guardia Civil?

-De las 100 bolsas que analizaron, que, en realidad, eran 99, encontraron en ocho niveles anormales de EPO, una sustancia que producimos todos. No encontraron nada más: ni estimulantes, ni cortisonas, ni testosterona, ni hormonas, ni insulina. Si yo me dedicara a meter EPO en las bolsas, lo lógico es que estuviese en las 99, y no en ocho.

-¿Para qué congelaba la sangre?

-Para conservarla durante 30 años, porque luego se puede utilizar de nuevo. Es una técnica de la Armada americana.

-Usted habla de que los calendarios son criminales para los deportistas. ¿Éstos necesitan, por tanto, una ayuda exterior para alcanzar su meta?

-Está claro, porque necesitan recuperarse y no lo van a hacer con bocadillos y ensaladas. La recuperación es una de las facetas en las que yo trabajo con medicamentos que no están prohibidos.

-¿Qué conoce del sumario de la «operación Puerto»?

-Que hay muchas irregularidades y errores. Por ejemplo, en un atestado se habla de que se intervinieron 89 bolsas, en otro 69, en otro 10, en otro 43 y en otro 96. En el informe del laboratorio dijeron que iban a enviar 42 y mandaron cien. Cuando abrieron las cajas había 99. Eso lo he leído yo.