Oviedo, Mario D. BRAÑA

Alberto González, el rostro público de la sociedad Control Sport Siglo XXII, dio ayer la cara ante los seguidores del Oviedo. Intentó convencerles de que su proyecto supone un cambio respecto a los que han mandado en el club desde la conversión en sociedad anónima. La mayoría de las intervenciones insistía en la búsqueda de pruebas de esa independencia, tanto de Celso González como de cualquier partido político. «Por favor, no nos engañen otra vez», clamó Julio Barril, un veterano oviedista cansado de las componendas de los últimos años.

La reunión convocada por Control Sport Siglo XXII con «todas» las peñas azules atrajo a medio centenar de personas, entre las que no se significó ningún miembro de Symmachiarii. José Ramón Prado, portavoz del grupo convocante, aseguró, antes de dar paso a las preguntas, que su objetivo ayer no era convencer a nadie, sino «aclarar dudas». Porque, en opinión de Prado, desde el anuncio de compra del paquete accionarial ha apreciado la existencia de «mucha gente que no quiere que esto cambie».

Alberto González, tras calificar como «histórica» la oportunidad que pretende dar a la afición de participar en la marcha del club, quiso dejar claro que no pueden comprometerse a tomar ningún tipo de decisión. «Hoy por hoy no somos nadie en el Oviedo», contestó González cuando se le preguntó por el proyecto deportivo para el club.

Sobre la relación con las instituciones, explicó que «hemos tendido la mano al Ayuntamiento y al Principado. Su apoyo tiene que ser un pilar importante para el futuro». A una pregunta sobre la postura del alcalde, Gabino de Lorenzo, terció Prado: «El Ayuntamiento ya dijo públicamente que iba a apoyar a todo aquel que quiera cambiar la situación actual. Creemos que están a la expectativa y cada vez tienen más claro que no tenemos ninguna conexión con Celso. Por eso espero que haya pronto un pronunciamiento explícito de apoyo hacia nuestro grupo».

Miguel Juesas, de la peña Irreductibles, reprochó a Alberto González que no hubiera hecho público el nombre de los empresarios que supuestamente apoyan su proyecto: «Nuestra presentación el día 29 fue muy atropellada y tampoco es lógico pensar que vamos a arreglar esto en cuatro días. Pero nuestra intención es dar a conocer, a finales de esta semana, la agrupación de empresarios dispuestos a ayudarnos».

También reconoció errores por la inclusión en la foto de familia de algunas personas que Juesas criticó por su vinculación con el nacimiento del Oviedo ACF. No obstante, Alberto González matizó que Jorge Suárez, nieto de la Pixarra, fue el primero en delegar sus acciones en Control Sport Siglo XXII. Mientras, Prado señaló que Severino Álvarez Zaragoza acudió en representación de la Federación Asturiana de Comercio, de la que es presidente.

Cuando alguno de los asistentes insistió en que hiciesen públicos los apoyos de personas que diesen credibilidad económica al proyecto, Alberto González replicó que, entre otras cosas, era necesario mantener la discreción. «Al enemigo, ni agua», señaló uno de los hombres fuertes de Control Sport Siglo XXII. Una discreción necesaria para llegar en las mejores condiciones posibles a la junta de accionistas del día 18.

Pese a su negativa inicial, a Alberto González no le quedó más remedio que abordar el aspecto deportivo, una de las principales preocupaciones de los asistentes. González insistió en que, en caso de gobernar el club, dejarán la planificación deportiva en manos de profesionales. Y, a título personal, se remitió a su experiencia en el Lacera Naranco de balonmano, sobre cuya gestión reconoció errores que le llevaron a dos descensos consecutivos.

Alberto González dijo sentirse tan inquieto como cualquier socio con la mala marcha del equipo de Segunda B. Asegura que pidió al presidente actual, Juan Mesa, que tome las decisiones necesarias hasta el día 18 porque después quedaría poco margen de maniobra. «Todo el mundo coincide en la necesidad de reforzar el equipo para acabar la temporada en una zona tranquila».