Gijón, Alejandro ROZADA

La Asociación de Veteranos del Sporting entregó ayer las insignias de oro a dos viejas leyendas del sportinguismo. Manuel Gutiérrez Torre, «Molinucu», y Alberto Fernández Fernández recibieron un afectuoso homenaje por una vida dedicada a los colores sportinguistas.

La jornada se inició en la nueva iglesia parroquial de Juan XXIII de Viesques. El capellán del Sporting, Fernando Fueyo, ofició una emotiva misa en clave rojiblanca dedicada a Molinucu y a Alberto. Allí estuvo la plana mayor de los veteranos con los Jiménez, Cundi, Claudio y Biempica al frente. Por eso no faltaron menciones a los tiempos en los que El Molinón fue el templo de Primera División. Además de alusiones al gran sueño de los sportinguistas: el ascenso.

Después la fiesta se trasladó hasta el restaurante Bellavista. En este escenario se desarrolló la tradicional gala anual, donde las dos leyendas rojiblancas, Molinucu y Alberto, recibieron las insignias. Los premiados se mostraron agradecidos por el galardón recibido y subrayaron que pone el broche de oro a una vida dedicada al Sporting. Presentada por el periodista David González, la ceremonia también incluyó la entrega de una distinción a Valentín Villabona, antiguo propietario del restaurante Las Delicias.

El día dedicado a Molinucu y a Alberto demostró que la memoria del sportinguismo está muy viva y guarda el recuerdo de los grandes.

Langreano de origen, Manuel Gutiérrez Torre, «Molinucu», jugó en el Sporting durante las décadas de los cuarenta y los cincuenta. Su progresión fue fulgurante. Consiguió saltar del Olimpia de Regional al Sporting en 1944. En el equipo gijonés estuvo trece temporadas, en las que consiguió un ascenso y marcó 31 goles en 310 partidos. Su demarcación fue interior izquierdo, aunque reconoce que «jugaba donde me ponía el entrenador».

Alberto Fernández Fernández estuvo en el Sporting en la década de los sesenta. Fue un brillante centrocampista que aterrizó en el club rojiblanco en 1961. El candasín lució siete temporadas la camiseta sportinguista. Luego se marchó al Valladolid y de ahí pasa al Atlético de Madrid. Presidente de la Asociación de Veteranos durante ocho temporadas, cree que esto le favoreció a la hora de recibir la insignia de oro.