Gijón, J. E. CIMA

Santi Pérez (Vega de Peridiello, 29 años) se sintió ayer de nuevo ciclista profesional 28 meses después de su sanción. Fue con ocasión de la segunda etapa de la Challenge de Mallorca. El moscón acabó a 16 minutos y 21 segundos del vencedor, Vicent Reynes (Illes Baleares), debido a una avería, pero Santi reconoce que quedó satisfecho porque «no me caí cuando pinché las dos ruedas al comerme una alcantarilla a 20 kilómetros de meta. Lo principal es que iba bien en el grupo hasta que a falta de 60 kilómetros sopló mucho el viento de lado y se marchó un grupo».

El corredor del Relax-GAM tiene claro que ahora «es tiempo de coger ritmo y sobre todo no caerse. En estas carreteras tan sinuosas y con doscientos ciclistas hay mucho peligro. Era mi temor y felizmente no me pasó nada. También haré la quinta y última etapa, que tiene puertos y se adapta mejor a mis condiciones, aunque no tengo aún buena preparación. Pero intentaré ayudar al equipo, que tiene el objetivo de ganar una etapa, como ya hizo en Argentina, y hay compañeros en gran forma».

Santi Pérez, que corrió ayer junto a los también asturianos Chechu Rubiera (63.º en la etapa), Carlos Barredo (41.º) y Joaquín Sobrino (128.º), destaca que al verse con el dorsal en la línea de salida «sentí las mismas sensaciones y los mismos nervios que en mi primera carrera profesional. Me hizo mucha ilusión encontrarme con los compañeros y que ellos me mostraran su cariño. Tuve muchas felicitaciones, entre ellas la de Óscar Freire, ganador de la primera etapa, que en vez de darle yo la enhorabuena vino él a animarme. Todo un lujo y un detalle por parte del tres veces campeón del mundo».

Al preguntarle qué pensaba cuando iba rodando de nuevo dentro del pelotón, Santi Pérez comentó que «mucha alegría de volver a ser ciclista y como siempre yo era el que tenía las piernas más blancas cuando todos están ya muy morenos. También me sentí muy contento porque muchos me dijeron que sigo estando muy fino tras este obligado y largo parón».

El haber entrado en el último grupo, según el moscón, no tiene importancia porque «fue debido al doble pinchazo cuando se iba rodando muy rápido. Me hubiera gustado más que esta etapa fuese más tranquila, pero con tantos corredores y viento racheado al final se iba a 70 por hora y existía mucho peligro. Después de Mallorca ya podré empezar a entrenar más específico para ir mejorando la puesta a punto en otras carreras. Lo principal es que las sensaciones durante la carrera fueron buenas y aguanté el fuerte ritmo de salida. Vuelvo a ser ciclistaÉ».