Oviedo
El regreso de Juan Román Riquelme a la Argentina ha provocado un considerable revuelo entre los aficionados, especialmente entre los «xeneizes», que recibieron, muchos de ellos entre lágrimas, al «hijo pródigo» en el aeropuerto bonaerense de Ezeiza. Coincidiendo con el inicio del Torneo Clausura 2007, en el que todos los medios dan a River Plate como candidato al título, reaparece «Romi» para hacer tambalear algunos pronósticos. ¿Cuánto gana Boca con su aporte? Lo dirá el tiempo, empezando por el próximo encuentro, en el que el entrenador boquense seguramente lo incluya. Por las dudas, Boca empezó ganando 0-4 al Banfield, sin Riquelme en el campo.
El retorno del «Topo Gigio» a la «Bombonera» es una nueva vuelta de tuerca al envejecimiento del torneo argentino, al que las estrellas «europeas» regresan tras su paso por el Viejo Continente, con más o menos fortuna. Si la sensación del último campeonato local fue la «Brujita» Sebastián Verón, comandante del campeón Estudiantes de La Plata, Riquelme presenta su candidatura para convertirse en la figura del recién iniciado torneo. Curiosamente, todos están más cerca de los 30 y del retiro que de su mejor momento de forma física y mental. Los jóvenes que surgen se van cada vez más rápido y los experimentados regresan. Se van los Agüero, Higuaín y Gago y vuelven los Verón y los Riquelme.
Es probable que durante un par de años más los «xeneizes» puedan ver a un gran Riquelme, jugando en el lugar donde él siempre quiso hacerlo. En el fondo, Juan Román nunca se terminó de adaptar a estar lejos de La Boca y de su San Fernando natal. Él mismo lo dijo al arribar a Buenos Aires: «Estoy muy contento con mis amigos y mi familia. Vuelvo a Boca, que es mi casa», aseguró ante los periodistas que lo esperaban.
Surge también otra pregunta ante la vuelta del jugador: la cercanía y el poder verlo cada domingo, ¿le abrirán las puertas de la selección a la que él mismo renunció ante la andanada de críticas que recibió en el Mundial? Sus actuaciones y el «Coco» Basile dirán.
Alegría para los aficionados argentinos, que podrán disfrutar de un gran jugador al que ya se habían acostumbrado a ver por televisión o leer en los periódicos.
Vidas paralelas
En el aspecto futbolístico, Juan Román Riquelme y Diego Armando Maradona han tenido hasta hoy vidas casi paralelas. Nacidos ambos en hogares muy humildes, descollaron en la cantera del Argentinos Juniors. Del club de la Paternal se fueron al Boca Juniors, donde explotaron como jugadores y saltaron a la consideración mundial. Desde La Boca saltaron sin escalas al Barcelona, donde ninguno de los dos tuvo las oportunidades y las actuaciones que por sus antecedentes se esperaban. Ambos salieron del Barcelona y aunque los equipos ya no coincidan tampoco difieren tanto. Diego se fue al Nápoles italiano, mientras que Riquelme recaló en el Villarreal. Los dos equipos estaban vírgenes de títulos importantes y no eran poderosos ni mucho menos.
Maradona y Riquelme condujeron a dichos equipos a sus mejores momentos históricos. Diego puso al Nápoles en lo más alto de Italia y ganó la UEFA; Juan Román ayudó a llevar el nombre del Villarreal a lo más destacado de la Liga española y casi logra entrar en la final de la Liga de Campeones. La salida de Diego significó la caída del Nápoli; el Villarreal extrañará a Riquelme, aunque no parece que vaya a sufrir la debacle que sufrió el equipo italiano.
Y ahora vuelven las coincidencias hasta en los nombres. Diego dio un par de vueltas pero terminó regresando al Boca de sus amores, igual que ahora Román. El de Diego fue más una vuelta testimonial, en tanto Riquelme tal vez pueda aportar algo más y quedarse con algún título.
La gran diferencia entre ambos, además de las futbolísticas a favor de Maradona, está en la selección argentina. Tuvieron una coincidencia inicial: ambos se consagraron campeones del mundo juveniles, Diego en Japón$2779 y Riquelme en Malasia$2797, pero en la selección absoluta sus vidas fueron bien distintas. Maradona fue el líder del campeón del mundo en México$2786 y del subcampeón en Italia$2790. Jugó en España 1982 y en USA 1994. Román tuvo su gran oportunidad en Alemania 2006 y no conformó ni a propios ni a extraños.
