Tremendo, y a la vez esperanzador, el dato que ofrecía este periódico: en los últimos catorce partidos sólo quince puntos ha sumado el Sporting que ha pasado de la ilusión y la esperanza al desconcierto. Porque, damas y caballeros, desconcierto es lo que se atisba entre quienes tendrían que tener las cosas claras para aprovechar la oportunidad de la vida. Quince puntos en catorce partidos, y aún en ascenso. El Sporting aún depende de sí mismo para alcanzar el objetivo que se ha marcado. Como bien dice Gerard, diecinueve equipos serían felices por estar donde está el Sporting, tercero en la tabla y con posibilidades de seguir en esa posición. Lo que duele es que en temporada tan favorable se estén complicando las cosas por errores propios, que se veían venir y para los que se pidieron soluciones. Pero los siete sabios de Grecia, subidos al pedestal que les levantaron los cantores de gesta y organismos adyacentes, se enrocaron en teorías a cada cual más absurda para justificar su inanición.

Ahora han llegado las dudas y las sugerencias de un cambio de caballo cuando se está a mitad del río. Los mensajes de más trabajo y menos samba se leen y se escuchan; los que piden una vuelta a no se sabe qué sistema de juego crecen y los que están a punto de tirar la toalla son multitud. La realidad es que hemos llegado a los momentos en los que hay que darse un baño de templanza y de serenidad. La Liga de los tres puntos tiene sus códigos y a ellos hay que acogerse con naturalidad. El ejemplo más cercano, el del Barcelona. Una derrota del Real Madrid en Almería y una victoria sobre el Osasuna en el descuento han servido para reabrir la lucha por el título de Liga. Los azulgranas ven que han quedado a seis puntos de sus rivales y anuncian que van a por todas. Los rivales, curtidos en mil batallas, responden con llamadas a la serenidad y al «no volverá a pasar». Pues el Sporting tiene que ir en esa línea. Para ello tiene que marcarse un primer objetivo: nueve puntos en los tres próximos partidos. Viajes a Elche y Albacete y en el medio, recibir al Xerez. Con la excepción del domingo que viene, rivales de los considerados asequibles. Porque si los rojiblancos no son capaces de sacar adelante, por ejemplo, el partido de casa ante el Xerez, es que no están capacitados para mucho. Ganar en Elche es primordial, como se ganó en Alicante o en Soria o en San Sebastián. Nueve puntos para devolver la serenidad y la esperanza y evitar que, como en tantos otros domingos, los pájaros disparen a las escopetas. Este es el año; este año, sí. Lo demuestran los 15 puntos en 14 partidos.