Con rotundidad murciana, Kike Mateo pidió ayer públicamente soluciones a los problemas caseros del Sporting. «Soluciones, ya; ahora, no dentro de un mes». Y apeló al cuerpo técnico y a la propia plantilla como responsables de hallar la salida a una crisis de resultados en casa que ni es nueva ni se ha resuelto, pese a la sucesión de paños calientes y disculpas más o menos pintorescas. Kike Mateo, que no jugó el domingo por sanción, dio pruebas de sentido profesional cuando se le planteó si prefiere jugar de mediapunta o por la banda derecha. El futbolista dijo que el club le paga para jugar en cualquier sitio, estar en el banquillo o no ser convocado. Mediodía de sinceridad y sentido común en los jardines del bien y del mal del microcosmos de Mareo, que, al menos, tiene un habitante que no está desconcertado.

Soluciones, ya. Frase gloriosa para los momentos que vive el Sporting de la permanente ilusión y que no puede provocar otro desengaño descomunal. Soluciones, ya, afirma uno de los jugadores expertos de la plantilla que no se esconde a la hora del análisis de la situación. Si el jugador pide soluciones, está claro que las hay. Pues los responsables de aplicarlas, damas y caballeros, que se pongan a ellas sin pérdida de tiempo. Como el problema está en casa, hay que ponerse a la fila del optimismo y esperar que la matinal de Elche sea favorable. En la ciudad de Lico y Marcial hacen bien en echar sus cuentas: si ganan el domingo, tres puntos de ventaja sobre el tercero y el coeficiente de goles, que el equipo verdiblanco empató en el bondadoso Molinón con gol de cabeza de Coelho, en el tercer partido de Liga y en el primero que aparecieron los problemas, ahora, albricias, descubiertos. Porque ahora es tiempo de barajar y decidir con sentido común. El Elche tampoco es un dechado de virtudes caseras y el uno a cuatro con que terminó su partido ante el Xerez es un ejemplo bien cercano de ello. Lo arregló luego con el triunfo en Soria, que le permite afrontar la visita rojiblanca con la consiguiente ilusión. Quedamos en que los tres próximos partidos han de ser de nueve puntos para borrar las serias dudas que han aparecido en el sportinguismo de verdad, harto de que los pájaros disparen a las escopetas. El ascenso es una posibilidad real, no el sueño imposible. Dejar pasar la oportunidad de este año no es lo más adecuado para la salud anímica de una sociedad que ha sido vapuleada sin piedad desde dentro. Pero están a tiempo los profesionales de encauzar una situación que se ha complicado.