Avilés, I. URÍA

La foto de formación que previsiblemente se hará el Avilés este domingo en los prolegómenos del partido en el Carlos Tartiere será muy diferente a la que acompaña este reportaje. En el encuentro que los blanquiazules disputaron frente el Oviedo el pasado septiembre, Pole todavía estaba enfrascado en los lógicos experimentos de principio de temporada, y con el tiempo esas probaturas han dado con una fórmula en la que sólo pervive media docena de los futbolistas que cayeron por un doloroso 3-1.

Jesús, en la portería; Goyo y Pablo López, en defensa; Mimi, en el centro del campo, y Radamés, en posiciones ofensivas, son los únicos jugadores que, después de casi seis meses, tienen el puesto asegurado en el equipo inicial cada jornada. Lesiones y bajos estados de forma son las principales causas por las que los de Carrasco se encontrarán enfrente a un Avilés completamente remozado. En la zaga, el recién operado Valero y Dani Gala han dado paso a Rubo y a Iván Miranda. Rubén Menéndez se ha visto relegado al banquillo, y Juan Val ha entrado y salido del once de manera intermitente. El último en perder la titularidad ha sido Héctor, a quien sustituyó Radamés como delantero centro frente al Cudillero, aunque el ariete sí se puede considerar fijo en el esquema del técnico y su suplencia fue una sorpresa.

Otro de los que pueden presumir de haber ido de la mano en numerosas ocasiones es el canterano Dani Granda, a quien su polivalencia le ha llevado a actuar en ambos laterales y en el extremo izquierdo. Precisamente, el que el año pasado fuera juvenil debutó con la camiseta del primer equipo en tan señalada fecha. Su situación es similar a la de Fer, otro comodín que ha gozado de la confianza del entrenador para llevar los galones en la banda derecha.

Poco después del duelo de la primera vuelta se fraguó la llegada de Miguel, delantero que, por calidad, se ganó la titularidad, y Ramón, salvo algún escarceo con la suplencia, es una pieza fundamental del esquema de Pole. Al moscón no le cuesta admitir que el Avilés de septiembre era un conjunto desajustado, alejado de su ideal como equipo, pero lo que más le duele es cómo se desarrolló el encuentro. «Les regalamos los goles», subraya.