El Oviedo logró en el Alejandro Ortea ante el Condal su sexto triunfo consecutivo y está prácticamente a un triunfo de conseguir de manera matemática su clasificación para la fase de ascenso, a falta de unas cuantas jornadas para la finalización de la temporada regular.

Ésa sería la parte positiva, y la única, del desplazamiento a Noreña, donde en esta ocasión no se vieron por ningún lado pancartas de ánimo a los jugadores oviedistas. Bastantes seguidores azules realizaron el corto desplazamiento, pero bien sea por el agua que cayó o por el juego ramplón practicado por su equipo, lo cierto es que no se notó su presencia.

En la parte negativa habría que poner la expulsión de Bravo, una verdadera «niñería» para un hombre con su experiencia y que dota a la zaga azul de una gran seguridad, así como la lesión del uruguayo Diego Meijide, un jugador cuya aportación al juego aéreo es muy importante, como lo demostró en la consecución del segundo gol oviedista. La lesión parece que no es demasiado grave, aunque sí lo suficiente para que el sábado ante el Ceares presencie el encuentro desde la grada.

Y la otra nota negativa es que la portería azul se vio de nuevo perforada tras 575 minutos sin encajar un gol. Aulestia, Iván y el juvenil Javi habían impedido que los delanteros rivales les superasen, pero el domingo Aulestia no pudo evitar que en los minutos finales del encuentro Yoni le superase y llegasen, por lo menos, a los seiscientos minutos, pero la cifra conseguida, seis encuentros y casi medio tiempo más, es para felicitarlos.

En cuanto al juego desplegado por el equipo, fue el mismo que en otras ocasiones y además volvió a repetirse casi el mismo guión que contra el Astur. Ocasiones falladas y apuros en los momentos finales del encuentro. Menos mal que en esta ocasión los azules tenían dos goles de ventaja y los jugadores de Alfonso Arias tan sólo marcaron en una ocasión, aunque Aulestia tuvo que emplearse a fondo en una acción y el árbitro Villabrille Fernández les anuló un gol a instancias de un juez de línea. Son ya muchas las ocasiones que se está jugando con fuego y va a llegar un momento que la quemadura puede ser fatal, máxime si se produce en la fase de ascenso, puesto que ahí no habrá pócimas ni ungüentos que lo remedien.

Y como no podía ser menos, Paco Carrasco siguió haciendo pruebas, a pesar de que reconocía fechas atrás que las mismas ya se habían acabado. Ante el Condal, un equipo bien ordenado, con buen manejo de balón pero falto de gol, el técnico oviedista puso a Stefan por delante de Diego Cervero en unos momentos en que el «Pichichi» de la categoría está de nones con el gol y necesita como el comer volver a ver portería. Retrasarlo, aunque sólo sean unos metros, es condenarlo al fracaso. También Santos tuvo su oportunidad en el equipo titular, lo que hace pensar que aún no hay equipo definido. Pero si el técnico está de pruebas, habrá que preguntar por qué no juegan hombres como Jaime, titular indiscutible en Segunda B la pasada temporada con el Uni; Armando, máximo goleador de la categoría, o Bruno, destacado en un Caudal que jugó la fase de ascenso. Que alguien nos lo explique.