Avilés, I. URÍA

Nuevo entrenador y... pocos cambios. La plantilla blanquiazul cumplió ayer su segunda sesión a las órdenes de Iván González, con una rutina similar a la que implantó Pole. Héctor, capitán en funciones mientras dure la lesión de Goyo, reconoció que el recién llegado causó buena impresión.

El pixueto explicó a la plantilla sus ideas de trabajo y mantuvo una charla aparte con los portavoces del vestuario. «Nos comentó que era una oportunidad importante y nos pidió apoyo para tratar con los jugadores». Modificaciones sobre lo establecido, de momento, ninguna. «Es pronto, pero nos advirtió de que esta primera semana seguirá todo como siempre. La sesión de mañana se debe, sobre todo, a que necesitaba más tiempo para preparar el partido y conocernos».

El técnico apreció desilusión en el semblante de los futbolistas, que se han tenido que amoldar a un objetivo menor, la Copa Federación, cuando partían a principio de curso con el reto de lograr una plaza en la fase de ascenso. «La motivación no es la misma, es normal bajar un poco los brazos si se tiene en cuenta que el equipo se hizo para estar arriba, pero nuestra obligación es ser profesionales». Por si la profesionalidad no fuera suficiente, el entrenador animará a los jugadores a tomarse el final de campaña como el mejor de los escaparates de cara a una renovación o a la salida a otro club. «Todo el mundo sabe que estos últimos encuentros son muy importantes para ganarse una renovación al alza o que se fijen otros en ti, en el fútbol hay muy poca memoria», asegura el delantero centro.

Después de una temporada discreta, el ariete avilesino considera que tiene ante sí una oportunidad de oro para maquillar sus números con un final que despeje las dudas sobre su eficacia en el área. «Estoy tranquilo con mi situación. Tengo un año más de contrato», señaló.

El ariete espera con ansia el derbi avilesino del domingo (Suárez Puerta, 17.00 horas), «un partido difícil ante un rival que nos complicó la vida en la primera vuelta». La falta de objetivos claros de los blanquiazules, no obstante, deja un tanto descafeinado el encuentro de máxima rivalidad. «Si me llegan a decir que a estas alturas de la temporada el derbi no iba a tener trascendencia, no me lo habría creído».