Oviedo, J. M. M.

El Gran Premio de Bahrein ha dejado varias cosas claras después de tres carreras, entre ellas la existencia de una competencia desconocida en los últimos años y el establecimiento claro de tres pistas en el Gran Circo de la Fórmula 1.

Tras el dominio insultante de Ferrari y Michael Schumacher en el quinquenio 2000-2004, se pasó en los últimos años a una «lucha a dos»: Renault-McLaren (Alonso-Raikkonen) en 2005, cuando los Bridgestone traicionaron a la escudería del «cavallino»; Renault-Ferrari (Alonso-Schumacher) en 2006, con McLaren en muy tercer término; y McLaren-Ferrari (Alonso-Hamilton-Raikkonen) el pasado año. Para la presente campaña, Renault sigue desaparecido, al arrastrar al menos hasta el momento el déficit de caballos y diseño de la pasada temporada, mientras BMW Sauber ha dejado claro, de la mano del alemán Nick Heidfeld y del polaco Robert Kubica, que no va a conformarse con ser un simple invitado a la lucha entre Ferrari y McLaren por el título.

Ferrari (tres podios tras las tres primeras carreras), BMW (también tres podios) y McLaren (dos) forman el grupo de los que actúan en la pista central del Circo, mientras unos metros -segundos- por detrás aparecen los Toyota, Williams, Renault, Red Bull y Toro Rosso luchando por ganar un poco de protagonismo. El tercer puesto de Rosberg (Williams) y el cuarto de Alonso (Renault) en Australia, o el cuarto de Trulli (Toyota) en Malasia, respectivamente, parecen el techo al que pueden aspirar.

A caballo entre la segunda y la tercera división quedaría Honda (Alonso sufrió en el cogote el aliento de Barrichello en las últimas vueltas de Bahrein), mientras que el último grupo es para Force India y Super Aguri, aunque, como con razón se quejaba Alonso tras la carrera del domingo, hasta Fisichella (Force India) tenía mejor ritmo a una vuelta que él.

Sólo tres carreras han servido para establecer categorías en el Mundial más igualado de los últimos años, y sólo tres carreras nos dejan también a tres pilotos como los únicos capaces de puntuar en todas ellas, y uno de cada una de las tres escuderías «grandes»: Raikkonen (Ferrari), Heidfeld (BMW) y Kovalainen (McLaren). Un grupo del que se caía Alonso, que no terminaba una carrera fuera de los puntos desde el GP de Hungría en 2005.