Avilés, I. URÍA

Iván González ha decidido salvar la papeleta de tomar las riendas del tocado Avilés con un poco de riesgo. El técnico se vio superado el pasado domingo por el peor inicio soñado, un gol en contra a los 5 minutos, y decidió seguir en la segunda parte la máxima que reza «la mejor defensa es un buen ataque». Su apuesta salvó los muebles y dejó en la retina del aficionado un leve indicio de cambio, suficiente para asistir con menos reticencia de la esperada a los partidos que restan para el final de la Liga.

El técnico reconoce que lo que más le gustó en su primer encuentro en el banquillo de Tercera fue «el juego por bandas y los laterales». El entrenador tiene intención de «dar mayor protagonismo» a los carrileros, y sobre todo, «mejorar el dominio del balón». En la primera mitad, la presión de ir por detrás en el marcador propició una precipitación en los metros finales que el pixueto confía en eliminar en las próximas citas. La segunda parte, no obstante, su discurso en los vestuarios dio paso a un equipo totalmente diferente. «Sólo les dije que había que echar el balón abajo, que el Navarro es superior a nosotros en el juego aéreo. Lo que nos faltó no fue puntería sino claridad para elegir la mejor opción en la finalización», explica.

A los blanquiazules les dio alas el cambio del 4-4-2 inicial al 4-4-3, un planteamiento que premió el arrojo de Iván. «Con dos puntas nos estaba costando entrar por el centro y, aunque era arriesgado, Juan Val, Radamés y Fer llegaron con más comodidad». A pesar de que la apuesta fue favorable, el empate dejó al equipo estancado en una posición, la undécima, en la que apenas le queda margen si quiere sellar la clasificación para la Copa Federación, único objetivo a la vista. «No nos podemos despistar, hay que ganar como sea frente al Condal», advirtió. Después de una primera semana de toma de contacto, el pixueto espera «poder trabajar más centrado los próximos días».