Oviedo

Punto es punto. Vujadin Boskov nunca hacía ascos a un empate, por pobre que en principio pudiera parecer. Pobre, por ejemplo, pareció el 1-1 del Real Madrid el sábado en Mallorca, pero aquel mismo resultado sabía 24 horas más tarde a gloria a los seguidores blancos. El Villarreal caía el domingo en Sevilla, incapaz de doctorarse como aspirante al título, y el Barcelona sufría su enésimo fiasco de la temporada al empatar sin goles en el Camp Nou ante el Getafe.

Siete partidos y 21 puntos aún en juego dan para propiciar muchos cambios, pero lo que nos ha dejado hasta el momento la Liga sirve de argumento al Real Madrid para reafirmar su condición de gran favorito. Su ventaja es de 7 puntos respecto a Barcelona y Villarreal, además de tener el «gol average» favorable con el «submarino» y de tener que recibir en el Bernabeu al Barça en la antepenúltima jornada, aunque ésta es un arma de doble filo, ya que también vale a los culés para darse ánimos.

«Nunca fuimos candidatos a títulos. Sí se puede decir que somos candidatos al segundo puesto porque la diferencia a favor del Madrid es enorme», afirmó el chileno Pellegrini, técnico del Villarreal, tras la derrota en Sevilla. Rijkaard, por su parte, prefirió pasar de puntillas sobre la Liga y reclamar el apoyo del público de cara al trascendental choque de mañana ante el Schalke alemán en la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones. Lógica postura la del técnico holandés, que acababa de ver al Camp Nou poblarse de pañuelos en contra de Laporta y su directiva, y por extensión al banquillo y a los jugadores. Fue la primera gran bronca del barcelonismo contra Laporta.

El calendario, en principio, podría parecer un poco más favorable al Villarreal, aunque la próxima jornada anuncia partidos que dan, a priori, ventaja a un Real Madrid que recibe al Murcia de Clemente, quien no podrá contar con los ex madridistas Mejía y Pablo García, el primero por sanción y el segundo por estar cedido.