Gijón, Víctor RIVERA

Manuel Vega-Arango cumple diecisiete años -en dos etapas- como presidente del Sporting. Vega-Arango ha vivido tiempos mejores, pero también peores. Esta tarde el club afronta una junta de accionistas en la que los primeros acreedores capitalizarán su deuda por acciones de la entidad. La buena marcha económica viene acompañada por el buen rendimiento del equipo sobre el césped.

-Tras varios años de sufrimiento, ¿van llegando las satisfacciones?

-En el campo económico ha habido un cambio radical que se puede comprobar fácilmente. La situación se está controlando y creo que el camino que estamos siguiendo nos llevará al saneamiento de la entidad en un futuro no muy lejano. Por lo tanto, creo que es un motivo de satisfacción para todos. En el aspecto deportivo, hay que esperar. No se puede vender la piel del oso antes de cazarlo, aún quedan muchas jornadas y tenemos que seguir trabajando con la misma humildad.

-¿Diría que vive el mejor momento de esta segunda etapa como presidente?

-Yo creo que en esta segunda etapa no hubo momentos buenos casi nunca. Ésa es la realidad. Ahora empezamos a ver la luz, pero tenemos que actuar con la severidad que el momento requiere, alegrarnos porque la situación está controlada y se vislumbra un futuro bueno para el Sporting, pero nada más.

-¿De qué está más orgulloso, de la situación económica o de la marcha deportiva?

-Me parece que tiene más valor lo económico que lo deportivo, porque le sirve de base sólida de futuro a la entidad. El fútbol se alimenta de goles, de éxitos deportivos y de ganar partidos, pero la base económica es vital. Tenemos un buen equipo, incluso con vistas al futuro, con una base sólida, que se consiguió sin capacidad económica.

-¿Qué moraleja saca?

-En este caso conviene volver la cabeza y aprender la lección. A lo largo de la historia, el club tendrá otros presidentes y otros consejos, tienen que extremar el cuidado para no llegar nunca más a esos límites.

-No quiere vender la piel del oso antes de cazarlo, pero ¿ve cerca el ascenso?

-Sería un hombre felicísimo si eso se consumara, pero vamos a seguir con la humildad hasta el final. Si llega ese día, la ciudad lo vivirá con una alegría extraordinaria. Hay que felicitar a los jugadores porque están haciendo una gran temporada con un técnico que los entiende perfectamente y que está haciendo una gran labor.

-Si se sube, ¿se volverán locos con los fichajes?

-No. Si se sube habrá serenidad. Al revés, habrá que pensar en primer lugar en las amortizaciones que tenemos pendientes y después en cumplir estrictamente el presupuesto.

-Gijón lleva diez años esperando el ascenso, ¿ya tienen prevista la celebración?

-No, se prepara cuando se consigue. No hay nada previsto. Estamos peleando para lograrlo, pero si no llega este año estamos posicionados para el próximo.