Entonces llegó la guerra del fútbol a la Segunda División y no hubo forma de ver lo que sucedía en La Rosaleda entre el Málaga de Muñiz y la Real de Juanma Lillo, que soñó con ganar y dormir tercero. En Málaga, sin cámaras, pasó lo que tenía que pasar, como pasará en Cádiz, con calor casi de agosto en la tarde de hoy. Llega la primavera y los acontecimientos nos invaden. El Manchester no se ha recuperado de los ardores que sufrió en Barcelona y a dos jornadas del final se ha dejado empatar por el Chelsea post-Mourinho. Los dos rivales se juegan el paso a la final de Moscú el martes y el miércoles, lo mismo que el Liverpool de don Rafael Benítez y que el Barcelona de don Frank. Estos dos han reservado jugadores en el sábado previo a la solución porque ya tienen los títulos de Liga muy lejos. Ahora se va a ver quiénes han llegado a la fase crucial de la temporada en mejor forma.

En forma sigue don Fabio Capello, lanzador de dardos desde la distancia. Sin él el Real Madrid iba a ganar el triplete y alcanzar la excelencia en el juego. Lo ha recordado desde la cúspide de la selección inglesa, donde no llega cualquiera, y en la que don David Beckham ha jugado ya cien veces. Y no valía para el Madrid, según ciertos finos analistas. El bueno viene siendo Balboa. Mondo cane.

Los sofás no van a dar abasto hoy, porque la oferta televisiva es de lo más amplia. Claro que la gran cita rojiblanca es la de las cinco de la tarde. Con los resultados de Málaga y el del Elche sabidos, el Sporting ha de manejar de forma adecuada sus propias necesidades y las de los demás implicados en el ascenso, que no son tantos. El de hoy es uno de esos partidos que si se gana se convierte en un bombazo deportivo, porque llamará a todos al seguro cambio de categoría. Seguro no hay nada, dirán con razón. La Premier es el ejemplo más cercano: el Arsenal parecía imbatible y se ha quedado atrás. El Manchester parecía inalcanzable y ya está empatado a puntos con el Chelsea, de cuyo entrenador se habla poco pero se va viendo que conoce el oficio. Vaya si son importantes los entrenadores, en contra del erróneo criterio de Del Nido, el presidente sevillista.

En Cádiz han repasado los archivos para recordar que en la segunda vuelta el Sporting sólo ha ganado un partido fuera. Como son tiempos en los que los purasangres tiran del carro de la basura habrá que recodarles que ahora mismo a los rojiblancos les basta con ganar los partidos de casa y empatar fuera para decir adiós a diez años de penurias deportivas y económicas. Partido de altura para marcar el territorio.