Barcelona, Efe /

Ginés MUÑOZ

No hubo margen a la sorpresa en el «Godó». Los españoles Rafa Nadal y David Ferrer, los dos primeros cabezas de serie, el número dos y el cinco del mundo, superaron ayer, respectivamente, al alemán Denis Gremelmayr y al suizo Stanislas Wawrinka, y disputarán la final del «Conde de Godó». La final, por otra parte, más esperada por los aficionados.

Nadal, el «rey de la tierra batida», el hombre que ha ganado 102 de sus últimos 103 partidos en arcilla, fulminó en 50 minutos a Gremelmayr por 6-1 y 6-0, y hoy buscará su cuarto título consecutivo en el Barcelona.

Gremelmayr le duró un suspiro. Ni siquiera un entrenamiento. Un partido sin historia que dejó al público de la central hambriento de algo más, como si hubieran pagado todo un menú y sólo le hubieran servido el aperitivo.

Gremelmayr ha logrado, cerca de los 27 años, meterse por fin entre los cien mejores del mundo. Ahora ocupa el puesto 85 en el ranking de la ATP y las semifinales de Barcelona le permitirán ganar unos puestos más. Zurdo como Nadal, de tenis heterodoxo y frágil en ocasiones, tiene como mayor logro haberle robado un set a Roger Federer en las semifinales de Estoril de este año.

Pero el tres veces campeón de «Roland Garros» está muchos peldaños por encima del germano y barrió al alemán, cansado tras el tremendo esfuerzo del viernes, cuando acabó cerca de las diez de la noche su partido de cuartos ante Nico Almagro.

Gremelmayr, cansado, derrotado antes de salir a la pista, sólo ganó el primer juego con su servicio. El resto fue un pimpampún de Nadal para encadenar once juegos seguidos.

El campeón de las últimas tres ediciones del Abierto de Barcelona, que con la victoria de ayer ya es el número uno del mundo en la presente temporada, se verá las caras en la final con David Ferrer, su compañero en la Copa Davis, que en un partido mucho más competido se imponía a Wawrinka por 7-6 (10-8) y 6-3, en casi dos horas de juego. Ferrer, así, disputará su primera final del «Godó» en su sexta presencia en el torneo barcelonés.

El helvético llevó la iniciativa en la primera manga, donde tuvo 5-4 y saque a su favor. Entonces surgió el «restador» Ferrer para nivelar el choque y, tras levantar una bola de set en el desempate, apuntarse la manga por 10-8.

Cada vez más centrado, el alicantino fue minando la moral de Wawrinka. Una ruptura en el quinto juego del segundo set le sirvió para irse arriba. Ahí, Wawrinka, 27.º del mundo, empezó a ver la pista más pequeña, y el español, apoyado por el público, se creció aún más y se desquitaba de paso de la derrota sufrida ante el suizo en 2006 en los dieciseisavos del «Godó».