Pamplona / Madrid

El Real Madrid, que se ha proclamado campeón de Liga en la trigésima quinta jornada tras ganar a Osasuna en Pamplona, comenzó los festejos por el título de Liga sobre el césped del estadio Reyno de Navarra, donde en concreto exteriorizó su alegría hacia donde se encontraban los 300 aficionados blancos desplazados a la capital navarra.

El conjunto madridista, obligado a ganar a Osasuna para entonar el alirón, tras el triunfo esta tarde del Villarreal, se aseguró el título al sumar los tres puntos en el estadio pamplonés, campo donde encuentra una fuerte rivalidad, lo que ha inclinado a los jugadores madridistas a comedirse en las celebraciones.

Los jugadores blancos agradecieron el apoyo de unos trescientos aficionados madridistas presentes en el estadio Reyno de Navarra bajo la lluvia, en medio de una fuerte pitada de la afición local, tocada además tras verse en puestos de descenso por segunda vez en la temporada y a falta de tres jornadas para la conclusión de la Liga, además, después de que se le desvaneciera el triunfo en los últimos minutos.

Después la fiesta pasó al vestuario. Todos pasaron vestidos por las duchas, incluido el presidente, que tuvo que cambiarse de ropa y ponerse una camiseta del equipo blanco.

La expedición madridista, formada por toda la plantilla, salió de inmediato hacia Madrid en vuelo chárter para celebrar el Campeonato junto con incondicionales en la Cibeles.

El Real Madrid tenía previsto reencontrarse con sus aficionados poco antes de las dos de la madrugada en la emblemática fuente donde el madridismo celebra sus triunfos.

De hecho, miles de aficionados ya festejan desde poco después de concluir el partido en la plaza de la Cibeles el título de Liga conquistado por el Real Madrid en Pamplona.

Con gritos de «¡Campeones, campeones!», las banderas y bufandas desplegadas y el sonar de las bocinas de cientos de coches, Madrid era una fiesta madridista y las riadas de aficionados fueron incesantes con destino a la plaza de la diosa.

El dispositivo policial, con más de un centenar de agentes municipales y 70 efectivos de Samur-Protección Civil, incluso se vio sorprendido por el triunfo en el último suspiro del Madrid, ya que cuando Osasuna marcó en el minuto 82 comenzaron a desmontar las vallas para instalarlas de nuevo una vez que el holandés Robben y el argentino Higuaín dieron la vuelta al encuentro.

La espera de los aficionados fue larga. Tanto el paseo del Prado como el de Recoletos, que confluyen en Cibeles, quedaron cerrados al tráfico y la estatua de la diosa se protegió con unas vallas que lucen el escudo y el nombre del Real Madrid.

Una pasarela, con la leyenda del trigésimo primer título conseguido, conducía directamente a la cabeza de La Cibeles para que el capitán Raúl pudiera cumplir con la tradición y colocarle una bufanda del club y la bandera de España.

Los actos institucionales con el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid no tendrán lugar hasta que concluya la temporada.