Llanes, J. E. CIMA

Samuel Sánchez demostró, una vez más, que es un ciclista que se conoce a la perfección y que cuando pone el ojo en un reto lo logra. Ya lo hizo en etapas de la Vuelta a España y en clásicas internacionales o en el mismísimo Mundial. Ahora, se propuso prepararse bien para el Tour de Francia y ello pasaba por no forzar mucho en la Vuelta a Asturias, pero sí probarse y ganar la crono de Llanes. Ayer, Samuel deslumbró a compañeros y rivales, y por eso, tras ganar de forma autoritaria y excepcional bajo la lluvia entre Nueva y Llanes, todos le consideran un bestia sobre la bicicleta cuando se lo propone.

Que camino de San Martín de Huerces aflojara la cuerda para no forzar mucho las piernas en la montaña gijonesa y que ayer en el sector matinal se relajara en Llanes, para ceder más de un minuto, podía parecer como un adiós a ganar la crono. Todo lo contrario. Samuel Sánchez es tan grande que sabe desconectar cuando quiere y cuando le interesa. Algo así hacía Indurain de cara también al Tour de Francia. Samuel luego es capaz de, en cada pedalada, poner toda la garra y potencia para ganar. Sobre todo, demuestra que mentalmente es un fuera de serie y eso acaba por desmoralizar a los rivales y que su técnico Igor Galdeano crea que su palabra es ley.

Cuando Samuel Sánchez salió en la crono de Nueva se desató una tormenta encima, con la lluvia formando charcos en el asfalto. El ovetense ni se inmutó, puso su «locomotora» a pedalear, con una posición aerodinámica casi perfecta, sin mover la bici y sin levantarse, con golpes de riñón para no caerse y empezó a «volar». Sinceramente por su forma de ir quieto recordaba al Indurain de Luxemburgo, aunque Samuel combina más el estilo de Armstrong, de fuerza pero con cadencia.

Así, en la mitad de recorrido, en lo alto del repechón y a las puertas de Posada, ya marcó el mejor tiempo (8 minutos y 50 segundos) que nadie le pudo rebajar. De hecho, ahí fue donde les tomó casi todo el tiempo a los aspirantes a ganar la Vuelta, casos de Vicioso, Tondo, Tino Zaballa, Garzelli y Pires. En la meta luego les aventajó en 25 segundos al líder Vicioso; en 43, a Tondo; en 52, a Tino Zaballa; en 56, a un especialista como Juanjo Cobo y en 58, a Bruno Pires.

El segundo puesto en la crono fue para el bielorruso Kunitski, a 7 segundos; tercero el ruso Rovny, a 22 ; el cuarto, el líder Vicioso, y quinto, el británico Froome, a 27 segundos, a pesar de una caída a las puertas de meta. Estos fueron los otros protagonistas en el momento de la tormenta, que dio lugar a que algunos pensaran que la meteorología había beneficiado al triunfador Samuel Sánchez.

La otra contrarreloj fue la de los aspirantes a ganar la Vuelta. Ahí, Vicioso, con un pedaleo potente, recuperó el liderato momentáneo que tenía desde el sector matinal Garzelli, al que aventajó en 38 segundos, porque el italiano se bloqueó en los dos repechones del recorrido. Brilló Dueñas al ceder sólo 13 segundos respecto al maillot amarillo. Tondo salvó los papeles al tener un retraso con su compañero Vicioso de 17 segundos, la mayoría fue por dar bandazos en su pedaleo. Tino Zaballa estuvo fuerte respecto a Garzelli, pero cediendo 27 segundos a su compañero líder. Y el escalador Bruno Pires se defendió muy bien y demuestra estar en gran forma al tener un retraso sólo de 33 segundos con Vicioso.

El recorrido fue de total fuerza y técnicamente sólo tuvo las dos curvas anteriores a meta, que con suelo mojado dio lugar a caídas.