Escribo esto a las 14.29 del domingo y todavía no sé cuándo vamos a ser campeones. Toda la semana llevo dándole vueltas a un montón de interrogantes: ¿cómo consigue Ronaldinho bailar «reggeton» lesionado (y la noche antes del Manchester-Barcelona)? ¿Quién es el señor mayor que entrena al Zaragoza? ¿De qué está «hasta los huevos» Enrique Cerezo si son casi terceros? ¿Por qué se fue Ronaldo a jugar al escondite con tres transexuales? ¿Han enloquecido a Andrés Pajares?... pero hay un dilema aún más grande y doloroso que aprovecho a compartir con los madridistas que lean esto. ¿Prefieres que el Barcelona te haga el pasillo o ganar la Liga delante de las criaturas azulgranas?

¡Leches, menudo dilema! ¡Qué vida tan complicada! ¿«Beatles» o «Rolling Stones»? ¿Rubias o morenas? ¿Mahou o San Miguel? ¿Papá o mamá? ¡Dios! MmmmÉ veamos. La primera opción es interesante. ¿Recuerdan la temporada 90-91? A mí no se me olvida. Ahí estaba yo, un pipiolo cabezón, viendo al Real Madrid noventero (ése con Hierro, Butragueño, Sanchís y la camiseta de «Teka») forzado a hacerle el pasillo a personajes de la calaña de Stoichkov, Koeman o Ferrer como campeones de Liga. Sería entrañable devolverles el mismo gesto y a mí, Freud mediante, me vendría muy bien recuperarme de ese trauma infantil irresuelto. Además, no estaría nada mal proclamarnos campeones contra el Osasuna, esa gente amable y muy madridista, en el «Reyno de Mordor».

No séÉ ¡Por favor, ayúdenme! Igual escojo el segundo sobre. El suspense de un Real Madrid-Barcelona elevado al cuadrado por la posibilidad de arramplar con el campeonato. Rodeados de nuestra gente en zapatillas, con sus bocatas de chorizo y sus puros humeantes, molaría contemplar el careto de Rijkaard y de Laporta mientras celebramos la Liga. ¡Ah, benditos! ¡Estoy seguro de que se emocionarían al ver tanta alegría! ¡Y al escuchar los cánticos desde el hotel!É mmmm, igual bajan a Cibeles a botarÉ qué gran momentoÉ

Dejémoslo: creo que estoy soñando y, total, no puedo hacer nada por cambiar el curso de las cosas. Alea jacta est, amigos. Termino de teclear a las 15.25. En Madrid, soleado y siestero, sigue sin saberse cuándo vamos a ser campeones.

La coma indica una pausa breve que se produce dentro del enunciado. Si el Barça hubiera ganado la Copa del Rey y jugara la final de la Liga de Campeones, poco importaría que Los Otros se proclamaran por segundo año consecutivo campeones de Liga. Estaríamos hablando no de punto final en el Barça de Rijkaard, sino de coma.

El punto y coma indica una pausa superior a la marcada por la coma e inferior a la señalada por el punto. Si el Barça hubiera perdido la final de la Copa del Rey contra el Getafe, pero ahora mismo tuviéramos opciones en la Liga y las maletas listas para Moscú, pondríamos un punto y coma a Eto'o y compañía. Nadie hablaría de punto final.

Los signos de interrogación encierran enunciados que interrogan. Un Barça eliminado de la Copa del Rey por el Valencia y desahuciado en la Liga, pero pendiente de hacer historia en Moscú frente al Chelsea estaría encerrado entre signos de interrogación. Los signos de exclamación encierran enunciados que exclaman. El Barça es campeón de la Copa del Rey, lucha por la Liga y juega la final de la Liga de Campeones, todo ello entre signos de exclamación. La interrogación y la exclamación excluyen el punto final.

Los paréntesis son signos que encierran elementos incidentes o aclaratorios intercalados en un enunciado. No jugar la final de la Liga de Campeones habría sido un paréntesis si el Barça estuviera a dos jornadas de ganar la Liga, independientemente de que se hubiera proclamado campeón de la Copa del Rey o no. Si hay paréntesis, ¿para qué hablar de punto final?

El punto. Eso es otra cosa. El punto señala la pausa que se da al final de un enunciado. Hay tres clases de punto: el punto y seguido, el punto y aparte y el punto final. El punto seguido señala enunciados que integran un párrafo. Después de tirar la Liga a la basura y de la derrota frente al Manchester, está claro que este Barça ya no puede seguir escribiendo en el mismo párrafo. El punto y aparte señala dos párrafos distintos, que suelen desarrollar contenidos diferentes. Pero el punto y aparte ya se utilizó al principio de esta temporada, para señalar que después de una temporada sin títulos las cosas iban a cambiar. Y el punto final es el que cierra un texto.

El punto final cierra el Barça de Rijkaard y Ronaldinho. No es nada personal, es una simple cuestión ortográfica.