Tomen nota viajeros, ocupados, desocupados y ocupantes del sofá: la Liga de Fútbol Profesional ha dictado sentencia y ha colocado el partido del sábado en Santa Cruz de Tenerife a las seis y media de la tarde, hora peninsular, una hora menos en la isla de don Paulino Rivero. Cuando el encuentro llegue a su final, quedarán cinco jornadas, cinco, camino no demasiado largo para celebrar el anhelo rojiblanco, el ascenso a Primera, que lleva una década de amarga espera. Pasado el trago del Granada 74, porque fue un trago hasta los cabezazos salvadores de Kike Mateo y Bilic, queda abierto un nuevo plazo de cuentas y alegaciones. Las cuentas del Gran Capitán porque el Málaga ganó en Vigo. Ni el Castellón era el tapado ni el primer rival es el Málaga. El rival es la Real Sociedad, que en los últimos cuatro partidos ha cedido un punto al Sporting, el que más ha sumado de la categoría. El rival es la Real porque es el único que puede aprovechar un momento de flaqueza de los rojiblancos, metidos en racha triunfadora y empeñados en lograr lo que tienen tan cerca.

Un fino analista malagueño sentencia por escrito que la Real va a subir seguro. Se ve que el sol del Mediterráneo provoca la aparición de profetas del mueble bar que saben con semanas de antelación lo que va suceder. El hombre tiene que estar forrado con las quinielas y las distintas loterías que ocupan el mercado del juego. Pero en una de esas aparecen las cabezas de Kike Mateo y Bilic y acaban con los malos augurios.

Mediatarde del lunes en los jardines del bien y del mal. El amable lector de Bimenes aparece fiel a su cita telefónica, un poco ronco por los gritos de júbilo del sábado. Sufrió con un primer tiempo muy pobre, dice, pero disfrutó con el final de la película. Está crecido porque, al fin, el Sporting ha marcado un gol de saque de esquina lo que, según él, muestra que el trabajo de la estrategia está dando resultado. Por pedir que no quede, y pide una victoria en Canarias.

Tres partidos en casa y tres fuera son los que quedan para cerrar la más apasionante Liga rojiblanca desde hace ya bastante tiempo. Casi nada si echa la mirada atrás, pero un océano si se mira hacia adelante. Todo está tan ajustado que cualquier error puede ser mortal. Pero sin lanzar ni una campanilla al vuelo, hay que mantener un prudente optimismo. El equipo hace goles gracias al buen momento de los jugadores más cruciales y se defiende con solvencia. Es cuestión de mantener el actual ritmo de resultados, algo que llevará a una afición entregada a montar la gran fiesta del ascenso. Pero en San Sebastián se niegan a bajar la guardia.