Oviedo, Álvaro FAES

Curva 8. Sin romanticismos, un frío número, el que le corresponde en el orden correlativo, define el punto de más exigencia de Istanbul Park. Allí reventó Hamilton el año pasado su neumático a quince vueltas para el final. Es la zona estrella del circuito, la curva más rápida del Mundial, un arco de tres vértices, eterno, que pone los neumáticos al límite, prueba de resistencia para los Bridgestone y de pilotaje para los conductores. El inglés no la superó en 2007 porque hacía sufrir demasiado a las gomas, maltrechas antes del último relevo del día. Será la cuarta cita en una de las obras estrella de Hermann Tilke, el arquitecto de cámara de la Fórmula 1. Raikkonen (2005) y Massa (2006 y 2007) ya tienen su nombre como ganadores en uno de los pocos circuitos que Alonso todavía no ha conquistado. Lejos de esas metas, el asturiano saldrá este domingo a confirmar la mejoría del R28, a ponerse el primero en la fila de los terrenales, a la espera de un fallo, una salida de pista, una rotura, entre los seis coches de la nobleza.

El Gran Premio de España sacó a Alonso de la tristeza. Tuvo por primera vez un coche a su gusto. Condujo un Renault diferente al que nació en enero, hecho más a su medida, al hilo de sus indicaciones. Al monoplaza todavía le faltan cosas y quizá por eso fue de los pocos de la parrilla que regresó a la fábrica después de correr en Barcelona. Había que trabajar en Enstone para mejorar aspectos de la tracción que todavía cojean, tras confirmar que el nuevo paquete aerodinámico mejora bastante lo anterior. Toda la Fórmula 1 -salvo la renqueante Super Aguri- envió su material desde Montmeló hasta la italiana Trieste. Cientos de contenedores atravesaron desde allí el Adriático rumbo a Estambul, adonde llegaron las primeras piezas del Gran Circo el pasado fin de semana.

El avance del R-28 se pone a prueba en un trazado muy exigente. No sólo por su rapidísima curva 8 -que se pasa a 250 kilómetros por hora- sino por la variedad de los virajes durante la vuelta. Tampoco es despreciable el último sector, una concatenación de curvas lentas matadoras para los neumáticos, sobre todo después de llegar desde la parte más rápida. Es el primer circuito de la temporada donde se gira en sentido contrario a las agujas del reloj, trabajo extra para el cuello de los pilotos, acostumbrados al otro sentido.