Parece pura estadística con resultado desigual. Y lo es. Pero en ese mar revuelto de soluciones definitivas, el Sporting, actualmente, tiene el timón y el mando con decisiones propias en esa navegación final. Un final, seguro, lleno de atractivos como el que nos deparó el pasado sábado el alma que nos desvelo una vez más el Molinón. En esta Liga, como todas, sujeta a los caprichos del balón, fue confeccionando sus estadísticas entre la incertidumbre donde el equipo rojiblanco supo mantener los vaivenes, y pasó de la disputa a un rival -Real Sociedad- de una plaza en el AVE de primera a luchar por repartirse dos billetes con Málaga y Real, ya que parece -aunque estén en disputa 18 puntos- que los otros contrincantes decidieron esperar en la estación de los buenos deseos y la planificación. El Celta había perdido el paso en los primeros reveses y su registro se fue acomodando a las pocas posibilidades de retorno que los distintos entrenadores habían acuñado. El Elche, metido en renovaciones, estima mejor mirar atrás con el discurso de la «nueva» temporada y la planificación con tiempo, sentido y sensibilidad. Y el Castellón, ajeno de inicio de temporada a esta lucha, parece que se le resiste el creerse capaz de recuperar su propia historia. Por eso, aún con dieciocho puntos por disputar, merece la pena soñar y barajar las posibilidades, del tipo que sea, que la afición sportinguista se merece. Ya sea una posibilidad entre dos o pelear por dos plazas entre tres, lo importante es que el objetivo final se vista de rojiblanco.