Oviedo,

Celso A. SANJULIÁN

El reciente éxito de Nacho Orviz en el Dhaulagiri eleva a veinticinco las ascensiones que han realizado montañeros asturianos a cumbres de más de ocho mil metros.

La relación, que abrió el sierense Andrés Ruiz en 1991 al conquistar el Cho Oyu, continúa encabezada por el ovetense Jorge Egocheaga, el primero de la región en subir al Everest (en 2002) y que ya tiene en su haber ocho de los catorce «ochomiles».

Este selecto club de las alturas se reduce a diez miembros (véase gráfico adjunto), con Nacho Orviz ahora en segundo lugar (cuatro cumbres), seguido de Rosa Fernández y Eva Zarzuelo (ambas con tres) y de Silvino Falcón (dos). Por cierto, que la canguesa Rosa está en disposición de igualar a Nacho, encontrándose actualmente aguardando permiso para acometer la ascensión al monte Lhotse (Nepal-Tíbet), que con sus 8.516 metros es la cuarta montaña del planeta.

Rosa se merece suerte por todo, pero también porque si termina con éxito su proyecto habrá conquistado una cumbre que aún no ha sido pisada por montañeros del Principado. Cabe recordar que son únicamente cuatro los «ochomiles» que faltan en el palmarés de los asturianos: el citado Lhotse, junto con el Karakorum pakistaní, también conocido como K2 (8.611 metros, la segunda montaña más alta), el Kanchenjunga nepalí (8.586 metros) y el Annapurna, asimismo nepalí (8.091 metros).

Imprevisible «Dhaula»

Esta montaña de Nepal, conquistada por Orviz el pasado día 1, es con sus 8.172 metros el séptimo de los «ochomiles» en altitud, aunque en la consideración de los montañeros ocupa un lugar anterior. Esto obedece a su particulares dificultades, derivadas sobre todo de los súbitos cambios de tiempo. Bien sabía de ello Jorge Egocheaga cuando en abril del año pasado se propuso subirlo con la máxima celeridad. El médico y montañero ovetense y el navarro Iñaki Ochoa de Olza se presentaron en la cima en apenas 24 horas de subida. De lo que se trata es de salir cuanto antes de sus laderas-trampa, que ya se han cobrado varias víctimas. Las más recientes, los aragoneses Ricardo Valencia y Santiago Sagaste, miembros del club Ejea que en 2007 perecieron sepultados por un alud.

El primero de ellos era amigo personal de Orviz, que con su exitosa ascensión pudo así rendirle homenaje. Aunque también tenía otra motivación el bombero gijonés. Y es que aspiraba a sacarse la espina de su fallido intento de hace dos años, cuando una terrible tormenta le hizo más prudente abandonar la ascensión.

El Dhaulagiri no respeta jerarquías cuando los elementos se desatan en sus alturas. La mismísima Edurne Pasaban, la única española que cuenta en su palmarés con diez «ochomiles», tenía en su debe un intento fallido a causa del mal tiempo. La guipuzcoana también logró sacarse la espina y figuraba en el grupo que hizo cumbre con Nacho Orviz, un grupo de auténtico lujo por cierto, que incluía al equipo de Televisión Española de «Al filo de lo imposible».