Alonso aprovechó la parte limpia para cortar las alas a Webber. Hasta se benefició de la pelea entre Kovalainen y Raikkonen para sobrepasar al de Ferrari y ganar una inesperada cuarta posición tras Massa, Hamilton y Kubica. En la cola del pelotón, Fisichella voló por encima de Nakajima. Espectacular accidente y llamada instantánea al coche de seguridad.

Kovalainen, unos segundos más tarde, enciende la alarma y se va al garaje con un pinchazo. Carrera arruinada para el finlandés, que peleó en el fondo del pelotón sin suerte. Alonso disfrutó del cuarto puesto hasta que el coche de seguridad se fue de la pista. Raikkonen lo arrolló. El asturiano fue listo para no oponer su coche, muy inferior, al rodillo rojo. Al fin y al cabo, los dos andaban en distintas guerras.

Con una docena de vueltas la carrera estaba muy definida para el ovetense. La quinta plaza sabía a gloria, pero tenía que pisar a fondo para distanciar a Webber, que tenía que parar más tarde. Lo consiguió. Otra cuestión era Heidfeld. El alemán salió cargado hasta los topes y no entró al repostaje hasta la vuelta 21, seis más tarde que el titular de Renault. De un plumazo, se sacó de encima a Webber y a Alonso y restableció el orden natural en la carrera. A los pilotos mundanos sólo les quedaba libre la plaza de Kovalainen, dimisionario obligado por un pinchazo. La táctica de Alonso funcionó. Fue el primero en pasar por el garaje y en la segunda tanda lo hizo después que Massa y Kubica. A partir de ahí se relajó y pudo conservar su motor, el mismo que usará en Mónaco.

El R28 de Alonso se alejó del peligro mientras Piquet era incapaz de hacerlo salir desde la cola del pelotón. Sólo dejó un buen detalle en el adelantamiento al lentísimo Vettel a los mandos del Toro Rosso del año pasado. En tierra de nadie y a salvo de peligros, Alonso pudo empezar a pensar en su nuevo Mundial. Sus nueve puntos le ponen por el momento décimo, a un pasito de Trulli y Webber.

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