Gijón, Víctor RIVERA

La fiesta del ascenso puede explotar en cualquier momento. Las matemáticas dicen que la primera posibilidad será dentro de quince días en Vitoria -si la Real no lo impide- y a partir de ahí, cualquier día. Los resultados de la semana pasada han desatado la euforia en el sportinguismo y el Ayuntamiento, manteniendo la lógica prudencia, quiere estar preparado para lo que pueda pasar. Tras diez años de espera, no es cosa de que el ascenso sorprenda a la ciudad de improviso. Por eso, los concejales afectados mantienen ya diversas conversaciones para organizar la fiesta y asegurar que todo se mantendrá dentro de los cauces que garanticen la seguridad de los asistentes a la celebración.

Por el momento, aún no hay nada concreto, pero son varias las posibilidades que se tienen sobre la mesa. Desde el Consistorio, ya se ha contactado con la empresa de transporte por carretera Alsa para buscar un autocar descubierto en el que mover al equipo. El más próximo se encuentra en Santander, pero éste no convence por ser de planta baja. Alsa tiene un autocar descubierto de dos alturas en Sevilla que se ajusta más al gusto del Ayuntamiento. Traerlo no sería demasiado problema y todo apunta a que, si finalmente se consuma el ascenso, será el elegido para desplazar al equipo.

La fiesta no se concretará tampoco hasta saber si el ascenso se consuma en El Molinón o en un desplazamiento, lo que podría cambiarla sustancialmente. No obstante, hay varias cosas seguras. Por ejemplo, que parte de la celebración se realizará en el propio estadio gijonés, donde los seguidores que lo deseen podrán disfrutar con los futbolistas. También es seguro que la plantilla se asomará al balcón del Ayuntamiento, donde serán recibidos por el equipo de gobierno y otras autoridades.

Por último, se plantea la cuestión de centralizar los festejos en alguna de las fuentes de la ciudad. La de Begoña gusta, pero tiene el inconveniente de que está a ras de suelo, por lo que los aficionados que no estén en primera fila apenas tendrán visibilidad. En el Ayuntamiento se maneja la opción de centralizar la celebración en la plaza del Marqués. Si esa zona se cierra al tráfico, lo que no sería demasiado problemático, ya que se ha hecho otras veces para las fiestas de Cimadevilla, habría un amplio espacio para congregar a los aficionados. Además, se estudia la posibilidad de colocar una especie de andamiaje y que algún futbolista rojiblanco se suba para colocar algún símbolo del Sporting sobre la estatua de Pelayo, que se considera un sitio emblemático de la ciudad.

Hasta el momento, no han trascendido más detalles sobre los planes del Ayuntamiento. Desde el Consistorio se prefiere no concretar demasiado, para no dar la sensación de que se está celebrando el ascenso antes de conseguirlo. Si bien es cierto que no les falta razón, también lo es que es necesario tener previsto un dispositivo para cuando se logre y no dejarlo todo a la improvisación. Diez años de espera prometen una fiesta sin precedentes en la ciudad y entre el sportinguismo.