Avilés, Juan C. GALÁN

Rufo Álvarez no puede desengancharse de la Agrupación Deportiva La Curtidora. Quince años al frente del club, con el irreductible Jesús Carmona a su lado, son suficientes para crear adicción. Ni siquiera ayer, día en el que oficialmente dejó de ser presidente del club, podía desviar su mente hacia otros quehaceres. Álvarez no quiere dejar nada al azar en el proceso de transición hacia el mandato de su sustituto, Miguel Suárez. Con su intensidad habitual, Álvarez aleccionaba ayer en la oficina del club al hombre que toma su relevo. No le resultó fácil caer en la cuenta de que su vida había comenzado a cambiar. Cuando lo hizo, su rostro adquirió un rictus aliviado.

«Estoy aliviado, sí, pero no porque ser presidente de La Curtidora sea un "marrón"», señaló Rufo Álvarez. «Estoy aliviado porque la persona en cuyas manos queda el club es la persona que tanto Carmona como yo queríamos. Un hombre de la casa», añade el que ha sido el presidente de la Agrupación Deportiva La Curtidora durante los últimos 16 años, justo los que el club tiene de vida.

El traspaso de poderes que ayer se llevó a cabo en Los Canapés abre un nuevo período en la historia del club. Tras un turbulento proceso electoral, en el que la sombra de la desaparición se cernió sobre La Curtidora, la llegada a la presidencia del hasta ayer vicepresidente ha amansado un tanto los ánimos del entorno. Miguel Suárez aterriza en su nuevo puesto con más serenidad de la esperada. Ya tiene su junta directiva decidida. Al menos sus nombres. «Ahora quiero ver qué puesto elige cada uno», acota Suárez. La próxima semana hará público su equipo de trabajo. No se esperan sorpresas. El nuevo presidente se rodeará de personas de su ámbito, todas relacionadas con el club, lo que supondrá un rejuvenecimiento de la junta directiva. En cuanto al entrenador del primer equipo, el regreso de Dani Berrio toma cuerpo, aunque Suárez no esconde que le ha ofrecido el cargo a Marcelo Fernández, que también tiene opciones de volver.

Suárez no pretende iniciar una revolución. El estado de las arcas tampoco lo permite. Lo que tiene claro es su voluntad de implicar en el día a día del club a jugadoras y padres. El resto llegará por añadidura.