Gijón, Alejandro ROZADA

Los regatistas españoles tienen este año un aliciente especial. Faltan 84 días para que se encienda la llama olímpica que marca el comienzo de los Juegos Olímpicos de Pekín y los componentes de la selección española ya fijan sus metas. «Queremos conseguir una medalla, aunque sabemos el nivel que hay en la competición», anuncia Graciela Pisonero. La gijonesa forma parte de la delegación de 16 regatistas que componen el equipo olímpico español de vela, presentado esta semana en Santander. Todos comparten una ilusión olímpica que nadie les quitará.

Campeona del mundo y de Europa de la clase «Yngling» en 2006, Pisonero acudirá por segunda vez consecutiva a unos Juegos Olímpicos. «En Atenas terminé en duodécima posición, porque llevaba poco tiempo navegando; este año intentaremos mejorar el resultado», asegura la regatista. Su intención es seguir trabajando «día a día», aunque ya comienza a vislumbrar al fondo del calendario el brillo de la llama olímpica. Una recta final que afronta de la misma forma que el resto del año. «No nos volvemos locos. Invertimos el mismo número de horas, material y la investigación, que más nos gusta», afirma la regatista.

Junto a Graciela Pisonero, estarán los hermanos Alonso. Los subcampeones de Europa de 49er actuarán de «sparring» de los actuales campeones del mundo y medalla de oro en los Juegos de Atenas, Iker Martínez y Xavier Fernández. El equipo olímpico español estará formado por 16 regatistas, nueve hombres y siete mujeres. Así, será una de las formaciones más potentes de las últimas campañas, que ha logrado plaza en diez de las once clases olímpicas. «Sólo siete naciones se han clasificado en más de ocho clases, y entre ellas figura España», subraya el director del equipo español, Alejandro Abascal.

Las regatas empezarán el 8 de agosto en la ciudad costera de Qingdao, a unos 600 kilómetros del nordeste de Pekín. La base olímpica para las competiciones de vela se sitúa en la costa sur de la península de Shandong, en la provincia oriental de China. Según los estudios meteorológicos, el campo de regatas será muy complicado con vientos entre seis y ocho nudos, fuertes corrientes y muchas olas.

«Todo se ha profesionalizado mucho. Antes no había médicos ni preparadores, pero ahora las cosas han cambiado», incidía Graciela Pisonero. Los frutos de estos cambios se percibirán en los XXIX Juegos Olímpicos de la historia. Determinadas por peso y dimensiones, las embarcaciones participarán en una competición que ha cambiado el formato de las regatas y los tipos de barcos de competición. Pero lo que no cambiará será el espíritu de una legendaria modalidad olímpica.