El Club Deportivo Numancia, que empató hoy con el Alavés (0-0), consumó a falta de cuatro jornadas para el final su ascenso a Primera división, por tercera vez en su historia, en los más de sesenta años de este modesto equipo de Soria, que ha vivido siempre "abrazado" a la austeridad.

Su edad de oro se escribe en la última década con las tres campañas en la máxima categoría (99-00, 00-01 y 04-05), a las que habrá que sumar la próxima, otras nueve en Segunda división, ocho en Segunda B y treinta y tres en tercera, al margen de su paso por la categoría regional.

El Numancia es, además, uno de los equipos más realizadores de la categoría de plata y también uno de los menos goleados, unas cifras que pronto empezaron a despejar su camino hacia la máxima categoría del fútbol español, ya que sólo en una jornada estuvo fuera de los puestos de ascenso (jornada 2).

Esta será la tercera vez que el Numancia logre el ascenso a Primera división, después de conseguirlo en la temporada 1998/99, en la que acabó tercero de la mano de Miguel Ángel Lotina, y de repetir suerte cinco años después, en la campaña 2003/04, esta vez con Quique Hernández en el banquillo.

No cabe duda, en Soria conocen las claves para jugar en la Liga de las Estrellas y, al contrario de lo sucedido con otros clubes del panorama nacional, que probaron el dulce sabor de la Primera división y desaparecieron poco tiempo después en el fondo del fútbol español, el Numancia se mantiene firme.

Su estructura en el consejo de administración, su planteamiento inicial con un presupuesto austero con 4,7 millones de euros, uno de los más bajos de la categoría y tres o cuatro veces inferior al de los equipos más potentes de Segunda división, y el sentido común en sus inversiones, son las claves del éxito.

En este aspecto, resulta interesante destacar la igualdad en las fichas de los componentes de la plantilla, cuya inmensa mayoría no supera los 120.000 euros, lo que ayuda a que el ambiente en el vestuario sea bueno y no se produzcan problemas por "desigualdades".

El equipo soriano consiguió permanecer dos temporadas en Primera división, pero después de descender en 2001, evitó en la penúltima jornada bajar a Segunda B, y salvó un momento crítico de su etapa reciente.

Dos años después, en su tercera presencia en Primera división, hizo un equipo modesto y formó una plantilla que no costó más de los tres millones de euros, lo que le permitió amortizar parte de su deuda, que en la actualidad, es inexistente.

En el apartado técnico, el acierto en esta campaña viene marcado por la llegada de Gonzalo Arconada, un entrenador formado en la Real Sociedad, equipo al que dirigió en una fase puntual de ocho partidos, y llegó a Soria después de jugar con el Burgos la fase de ascenso a Segunda división, sin conseguirlo.

Arconada se encontró con un equipo, mezcla de juventud y veteranía, pero compuesto por jugadores con tremenda ilusión, muchos de ellos procedentes de Primera división, pero, modestos en el trabajo, y constantes en el día a día.

El gran mérito de Gonzalo Arconada ha sido dar protagonismo a los 23 jugadores de su plantilla, ya que ha utilizado a todos, lo que ha supuesto que se mantuvieran en forma física y psicológica y que respondieran a tope cuando se solicitó su concurso.

Desde los más veteranos como José Suárez Rivas, Sietes, que sólo ha disputado dos partidos completos, hasta los más jóvenes e inexpertos como Mario Martínez o Juan Quero, todos han respondido a las expectativas y han contribuido al éxito de su equipo.

Las lesiones tampoco han pasado de largo en el vestuario del Numancia y poco a poco han ido entrando en la enfermería, pero el equipo titular no se ha resentido, sino todo lo contrario.

Jugadores de la importancia de Nagore, Juan Carlos Moreno, Julio Álvarez, Boris, Toché, Gorka Brit, Bolo, Del Pino y el portero Jacobo Sanz, entre otros, han tenido que estar más o menos tiempo lesionados y fuera de la competición, sin embargo, los resultados y el juego del Numancia han continuado a un mismo nivel.

El caso más evidente fue el del portero uruguayo Álvaro Núñez, que siempre ha estado relegado al banquillo en los últimos años, y que tras la lesión de Jacobo tuvo que asumir la responsabilidad en la portería con un éxito que sorprendió a todos.

El Numancia jugará por cuarta vez en Primera división y lo hará junto a su fiel afición, en un club con 3.800 abonados y una entrada media de 4.500 espectadores, en una ciudad de 40.000 habitantes, situada en un provincia de 92.000, lo que arroja una densidad de población de 8,9 habitantes por kilómetro cuadrado, una de las más bajas de toda Europa. EFE