Madrid, Efe

La asamblea general extraordinaria del Real Madrid rechazó ayer la propuesta de nuevos estatutos de la junta directiva por 682 votos en contra, 150 a favor y 34 abstenciones, después de una reunión en la que los socios compromisarios llegaron a pedir a gritos la dimisión del presidente, Ramón Calderón.

La propuesta de estatutos contemplaba, entre otras cosas, la modificación del voto por correo y la forma de elección de socios compromisarios, sin el requisito de tres avales como hasta ahora, así como la definición del Real Madrid como club de fútbol y baloncesto y la imposibilidad de su transformación en sociedad anónima.

Momentos antes de votar, algunos de los 896 asambleístas presentes reclamaron el uso de urnas para emitir los votos, petición que fue rechazada por la mesa al tratarse de una votación ordinaria, por lo que ésta se hizo a mano alzada como cierre de una tensa asamblea, que se prolongó durante tres horas y media.

Durante el turno de ruegos y preguntas los 28 socios que tomaron la palabra se pronunciaron mayoritariamente en contra del nuevo texto. Ocho expresaron su respaldo y pidieron el voto a favor, algunos de ellos en medio de abucheos y entre acusaciones de «vendido», como las dirigidas al socio 9.006, que denunció fraude en las elecciones de 2000 y 2004. Los asambleístas contrarios al texto cuestionaron su legalidad y lo criticaron, entre otras cosas, por otorgar demasiado poder a la junta directiva en detrimento de los derechos de los socios, por incluir la palabra baloncesto en la denominación del club y por fijar sanciones para los compromisarios. «Hay cosas ridículas y anticonstitucionales. Quiebran el principio sagrado de votar para elegir. ¿Os imagináis que Zapatero o Rajoy dependieran de un sorteo y quedaran de manos de un bombo y una bolita? Es un texto literalmente viciado. Debemos rechazarlo y si no lo hacemos nosotros lo hará la justicia», afirmó el socio 15.242.

Además de recibir críticas por su comportamiento en las elecciones de 2006 en las que llegó a la presidencia, Ramón Calderón escuchó cómo algunos socios le invitaron a seguir «el espíritu de Santiago Bernabeu».

«Tengo una situación de estupor, en mis 53 años de fidelidad, la junta directiva es quien controla al controlador que somos nosotros, es increíble», señaló el socio 2.723, antes de producirse uno de los momentos más tensos cuando parte de los asambleístas pidieron su dimisión.

Ramón Calderón tomó la palabra al final: «No podrán alegar que no se los ha escuchado», dijo antes de proceder a la votación tras la que el propio presidente comunicó el resultado y confirmó la vigencia de los estatutos de 2004.