Recibía el Sporting el pasado sábado a la UD Salamanca, en un campo con todo vendido a pesar de ser televisado, pues la afición sigue apoyando al equipo.

Un partido que el Sporting necesitaba ganar, para mantener la diferencia de puntos con la Real Sociedad; pero al final no pudo pasar del empate a cero.

El equipo salió un tanto agarrotado, con demasiadas precauciones, y así, hasta la primera media hora, el Salamanca tocaba y tocaba en el centro del campo y el Sporting apenas creaba juego; no obstante, los visitantes tampoco tenían demasiada claridad arriba, salvo un remate al larguero.

Los locales, poco a poco, se fueron sacudiendo el control del juego del rival y así llegó la jugada clave en un gol legal de Kike Mateo, que el árbitro, por indicaciones de un linier anuló por supuesto fuera de juego; fue una pena, pues el gol debió subir al marcador y posiblemente el partido hubiese sido otro.

En la segunda parte, los rojiblancos salieron más decididos a por la victoria, controlando el partido, pero con muy pocas ocasiones de gol; por su parte, el Salamanca seguía moviendo y tocando, pero con poca profundidad, intentando esconder el balón y que pasasen los minutos.

Preciado realizó los tres cambios buscando un poco más de mordiente arriba, pero estaba claro que no era el día del equipo. Y así se llegó al final, con reparto de puntos.

La conclusión, tras la disputa de la jornada completa, no fue tan mala como se preveía, pues si bien la Real Sociedad ganó al Granada 74 por 3-1 y acorta dos puntos al Sporting, el otro rival en la lucha por el ascenso, el Málaga, cayó con estrépito en su propia casa, ante un Hércules irreconocible, por un marcador más propio de un partido de propio de tenis: 4-6.

Hay que seguir luchando, pues con toda seguridad nada se decidirá hasta la última jornada y hay que sacar lo positivo, pues se sumó un punto. Queda una jornada menos y el equipo ahora es segundo; además, visto lo visto, parece improbable que los rivales sean capaces de ganar los cuatro partidos que faltan.