En un partido con mucho que perder, el Alavés mostró más hambre tras el descanso. El Sporting especuló con un empate que le devuelve a los puestos de ascenso, mientras a los locales se les iba la vida en cada balón perdido. Los de Salmerón le metieron un plus de intensidad a la contienda y trasladaron la batalla al territorio enemigo. El Sporting sufrió de lo lindo y a ratos mostró un nerviosismo que se tradujo en inseguridad. Como al Alavés le pudieron las ganas y Roberto acertó a desviar un nuevo remate de Adrián, la cosa se quedó en el susto.

Ni siquiera cuando Gerard vio la segunda tarjeta amarilla supo el Alavés interpretar el partido. Los vitorianos se fueron a por Roberto a las bravas y eso facilitó enormemente la labor de achique de los rojiblancos. Cuando el sportinguismo firmaba el empate y hacía cábalas sobre las próximas tres jornadas, llegó la jugada que pudo cambiarlo todo. Pero nada cambió y el Sporting ya sabe que tendrá que sufrir hasta el último día. Así, si llega el premio, se disfrutará mucho más.

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