Montecarlo (Mónaco),

Álvaro FAES,

enviado especial de

LA NUEVA ESPAÑA

Anoche había dos puntos calientes en Mónaco. En realidad, eran muchos, pero éstos brillaban especialmente. Uno, el barco de Vijay Mallya, el dueño de Force India, con otra de sus famosas macrofiestas. Y otro, el hotel Le Meridien, que cerró su fin de semana de locura con el último acto de Amber Lounge, el invento de Sonia Irvine, hermana del ex piloto Eddie Irvine, para amenizar los fines de semana en la Fórmula 1.

Brillo de lentejuelas para un acontecimiento social que ni siquiera la lluvia pudo deslucir. Pese a la falta de sol, hasta se pudieron ver bikinis en las cubiertas de los barcos y torsos desnudos cerveza en mano, siguiendo de oído la carrera.

Mónaco fue de nuevo pasarela de famosos. Retazos de la alfombra roja del Festival de Cannes, apenas 30 kilómetros desde Mónaco. Los hubo que se dejaron ver en los dos escaparates, aunque algunos sólo apareciesen por las carreras. El presidente del Madrid, Ramón Calderón, todavía estaba ayer por Montecarlo, fin de semana completo del dirigente blanco, que coincidió también con el capitán de su equipo, Raúl.

Los incidentes de la carrera no llegaron a mayores, pero mostraron un guión al gusto de Quentin Tarantino, discreto el domingo por la mañana entre los camiones de los equipos. La pasarela de ayer fue amplia. La actriz y modelo Brigitte Nielsen, el también director de cine George Lucas, la modelo Naomi Campbell, el ciclista Lance Armstrong y el ex tenista Boris Becker. Carlos Ghosn, presidente de Renault, acudió, contra su costumbre, a la carrera.

Y como en el fondo, en Mónaco, lo que hay es una competición de motor, los personajes del mundillo se hicieron notar. El piloto de Ducati Casey Stoner ejerció de seguidor de Ferrari, junto a los pilotos de rally Ari Vatanen y Sébastien Loeb.

Y entre ellos, cada año brillando con más luz, Elisabeta Gregoraci, la futura esposa de Flavio Briatore.