De puertas afuera sólo encuentra comprensión. El director de Renault, Flavio Briatore, disculpó la pobre actuación de Nelsinho Piquet el último fin de semana por la complicadas condiciones del trazado monegasco para un debutante. El único toque de atención llegó desde uno de los ingenieros jefe, luego corregido con la palmadita en la espalda del director italiano del equipo.

Le han apremiado para que acerque su rendimiento al de Fernando Alonso, que el sábado le ganó diez puestos en la tanda de clasificación. Sus números son suficientes para entender la situación. Cuatro abandonos y sólo dos carreras terminadas: undécimo en Malasia y decimoquinto en Turquía. Sin puntos.

Piquet tiene crédito en el equipo y el apoyo de Briatore, pero no puede dormirse en los laureles porque un volante en la Fórmula 1 es demasiado apetecible como para desperdiciarlo con malos resultados. Más aún cuando pilotos como Sato, respaldado por buenos patrocinadores, y Davidson, andan sin equipo tras la marcha de Super Aguri.